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jueves, 25 de octubre de 2007

Primacronis

Tendré que empezar por el principio como es debido.
Esta hisotria comienza el día miércoles 24 de octubre a las 5 de la tarde, aunque en realidad debería comentar los pormenores de comprar los pasajes para el viaje, el susto que nos dieron cuando estaban a punto de cancelar nuestras presnetacoines en Venezuela y todo ese asunto.
La idea es que al final se armaron las maletas y ese día, a esa hora, salí con rumbo a la ciudad de Santa Cruz (desde donde escribo en este momento).
Un viaje tortuoso que duró aproximadamente 19 horas. A penas estábamos en el valle cuando la niña que iba en brazos a lado mio protagonizó un vómito exsorcístico que por suerte fue a dar al pasillo pero que impregnó, durante el resto del viaje, la zona afectada con un olor a quesillo rancio. El tipo de atrás, como es de imaginar, me prohibía abrir la ventana y yo me encerraba en las letras de Victor Hugo que en verdad me recordaba que habían sufrimientos mayores y que todo es parte del goce vivencial.
La flota llegó a Aiquile y nos permitió disfrutar del lugar durante una hora y media. Habíamos parado a cenar pero el bus partió con rumbo desconocido para hacer arreglar los neumáticos. Tras la larga espera y las interminables charlas con Anita y Paola (dos amigas "pipis" de antaño que iban en la misma flota por suerte y alivianaron el viaje (ver foto)) continuamos viaje pero pasando la palca-retén, la llanta volvió a pinchar. Yo sólo atiné a decir - no lo puedo creer - a lo que mucha gente al rededor respondió en coro - yo tampoco.
Hicimos un total de 9 paradas, las que pude contar, tal vez hubieron mas mientras pocía conciliar el sueño entre los vómitos persistentes de la niña de a lado o el escándalo musical de otra niña que iba en la otra hilera de filas o los berrinches del niño que iba dos asientos adelante. El kinder en pleno hizo el viaje mas insoportable de lo normal. Tal circo de pulgas me hizo recuerdo que siempre opiné que los cachorros de todas las especies son simpáticos sólo los primeros tres meses.
Tras vencer mi pedofobia y aguantarme el berrinche por tanto tiempo perdido en viaje, llegué a la ciudad de la Sierra listo para trabajar en las presentaciones de la obra "Entre Abirl y Julia" que serán desde hoy jueves 25 hasta el día domingo 28 de este mes en Lorca, un café frente a la catedral.
Obviamente la recepción y hospitalidad, si vienen de la mano de mi amimgo Ronaldo (Animal de ciudad), son de primerisima calidad, así que aprovechando su amabilidad me quedo estos pocos días hospedado en su distinguida madriguera. Probablemente la noche nos encuentre en las dependencias de Pekos para compartir música como iniciando en verdad este periplo que me espera en las próximas semanas.
(segunda foto: vista desde la puerta de la guarida del Animal de Ciudad)





1 comentario:

Lilyth dijo...

Pachibulis
Si miras el lado amable de las cosas, la vida te ha estado preparando para viajes tan interminables como este, jijijij

No me canso de decirte "Buena fortuna" acumula experiencia y disfruta al máximo que la vida son dos días.