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miércoles, 21 de enero de 2009

Trenes

En esta zona del país no queda a quien felicitar, esa gente ya es otra cosa, algunos dicen que esa gente al perder sus trenes se vuelve loca, luego alcohólica; algunos piensan que el asunto es al revés.
Si un camina hacia adentro sobre las durmientes (que ahora son muertas) puede todavía encontrar los vestigios de ciertas civilizaciones comerciantes, poblaciones enteras anuladas con el cierre del transporte ferroviario en algunas zonas de Bolivia fruto de una pésima estrategia: venderle a quien en verdad no quiere que nos comuniquemos entre nosotros.
- ¿Recuerdas mi querida locomotora de sangre aquel par de viajes en ferrobus a Potosí?, se que recuerdas - pero antes de nuestros propios recuerdos queda el "humo que arrojaba el viejo tren de esa estación que hoy es sólo un parque en soledad", las historias de mamá, las historias del abuelo y la abuela y aquellas esperas eternas a aquel tío que nunca se sabía si algún día iba a llegar - y llegó.
Poderosa máquina de vapor, melancólico artefacto, miserable creación humana destinada a desaparecer. Eres como eso por lo que se apuesta todo y que terminas viendo perderse cada vez más lejos en el horizonte. En filigranas parecidos a los dibujitos de rieles en perspectiva con sólo humo sobre la linea del fondo que nos recuerda que algún día hubo algo andando sobre ellas, cerca de nosotros llenándonos de vapor, de calidez.
Que melancolía que me produjo tanto concepto pegado a las rieles: distancias, olvidos, distancias... despedidas, regresos... desengaños.
Hoy es día del ferroviario. Las estaciones siempre son tan tristes.
Foto: Sacada en el Cementrio de trenes en Uyuni

1 comentario:

Lilyth dijo...

Tienes razón, las estaciones siempre son tan tristes, sobre todo las nuestras... tan vacías tratando de esconder el desamparo de su antigua majestuosidad... unas lástima... y sobre todo un poco alarmante pues las rieles son tan importantes para el desarrollo de un país... da mucho que pensar...