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miércoles, 17 de febrero de 2010

Becquer

Mis hermanos y yo, desde muy niños, tuvimos la suerte de que mi madre nos enseñara poesía, nos ayudara a memorizarla y luego a declamarla de forma sincera. Era un pasatiempo hermoso que conservo desde muy muy atrás en mis años.
Entre los muchos poemas que retuve en mi memoria cuando era niño, recuerdo particularmente uno que me gustaba mucho porque me llenaba la cabeza de imágenes increibles - allá en mi infancia y su fantasía, donde podía tranquilamente transmutar una golondrina en flamenco a discreción:

Volverán las oscuras golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Gustavo Adolfo Becquer nació el 17 de febrero de 1836 en Sevilla, España.
Huérfano de padre a sus cinco y de madre a sus nueve, se fue de casa de su protectora y sus comodidades a los 17 para probar suerte en Madrid donde también aprovechó sus habilidades plásticas (además de su notable facilidad con las letras).
Sin embargo, sus futuro estaría en Sevilla junto a su hermano con el que consiguieron vivir con cierta estabilidad haciendo diferentes trabajos y creaciones hasta su muerte en diciembre de 1870 (a sólo tres meses del deceso de su hermano Valeriano).

1 comentario:

Lilyth dijo...

Yo me acuerdo leyendas urbanas que decían que recitabas "Los motivos del lobo" de Ruben Darío, a temprana edad ;)