En facebook

viernes, 2 de julio de 2010

444

Desde niño tuve una gran afición por las cuestiones esotéricas, por la adivinación, la magia y las supuestas profecías contenidas en el apocalipsis de la biblia.
Este extraño fanatismo por estos temas condujo a mis padres a incentivar mi gusto por la lectura me regalándome libros que hablaban sobre las pirámides, el Triángulo de las Bermudas, los shamanes y los distintos estudios sobre las ruinas inexplicables que abundan en nuestro planeta.
Entre esta extensa literatura infantil, recuerdo un libro llamativo con la tapa amarilla y púrpura que decía : “profecías de Nostradamus y San Malaquías”.
Antes ya había escuchado mucho sobre ese conocido profeta nacido en Saint-Rémy de Provence (Francia) en 1503 y la llegada de ese libro a mis manos me despertó aun más obsesión por este singular personaje.
Este personaje obviamente opacaba al poco conocido santo que en sus predicciones consiguió identificar, antes de ser electos, a cada uno de los sumos pontífices de la iglesia católica, terminando sus predicciones sin explicación en dos papas después del ya fallecido Juan Pablo II.
Sin embargo, el libro, colmado de historias fantásticas sobre las profecías cumplidas del mas gran adivinador de todos los tiempos, me regaló el delicioso sentimiento de temor por lo desconocido y lo futuro.
No se si todos vivimos con intensidad al menos un tiempo de nuestra juventud o infancia pegados a las famosas cuartetas del francés o hay en verdad gente que desde el principio asume posturas escépticas ante la posibilidad de la existencia de capacidades extrasensoriales entre algunos de los seres humanos.
Si bien existen excelente teorías que explican la razón por las que se “cumplen” las profecías, temas como este siempre dejan un vacío en la explicación, siempre conseguimos crear una grieta en lo que se supondría resuelto para dejar siempre viva la duda de la verdad.
Lo oculto, lo místico es siempre la fantasía del adulto, los grandes complots, las delirantes historias que escapan a la explicación científica mantienen la vida y el ánimo humano en un estado saludable alejado de la completa certidumbre del universo.
El enorme personaje místico-científico (por médico, astrólogo y adivinador), murió en Salon de Crau, en Provenza, un 2 de julio hace 444 años.

No hay comentarios: