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jueves, 28 de octubre de 2010

Madrigueras, escondrijos y subterfugios





En la oscuridad se esconden los ciegos, los sordos en el vacío.
La soledad se refugia en las rupturas y en la maldad los viles.
En el silencio se esconde un susurro y el bullicio cobija disparates.
Las caídas son achacadas a la ley de gravedad
La fantasía es una tontería que victima a la infancia.
En la adolescencia se esconden y conviven juventud y niñez en conflicto.
El ser humano individual quiere reflejarse en sus grandes avances como especie.
Lo post moderno intenta esconder todas nuestras faltas
y se refugia en los objetos que dependen de la tecnología siempre obsoleta.
El mesenger se emula en e-buddy
y en las comunidades virtuales escondemos nuestros rostros de carne y hueso.

He rogado tanto a la realidad que llene mis vacíos que hace mucho que no siento nada por los de mi especie. Me mudé de vecindario, me semi-transplanté de sintonía, de dimensión.
Estoy ocupado para mis amigos, distante para los que se interrogan por mi, insano para las que me quisieron.
La noche ha sido siempre el ambiente en el que he sacado a relucir al yo real que por la mañana se supo esconder en mi inmensa habilidad diplomática.
Estos monólogos esconden una verdad filosófica:

La esencia se camufla entre otros aromas y el alter ego silencia al animal
Las sonrisas pueden disfrazar desagrados así como el llanto, sólo, suele simular tristeza
Los encantos de una mujer suelen esconder su falta de inteligencia
y algunas gordas feas dicen cultivar su cerebro queriendo esconder su falta de amor propio.
Las mascaradas encubren: el orgullo de estar avergonzados por algo.
Lo falso cobija a la mentira, la oficina al tedio,
el matrimonio a la costumbre y el amor… se suele esconder del que lo busca.
El torturador ensombrece al masoquista, el simple sexo al verdadero placer.
Cuanta infidelidad cabrá en una autopista
Cuanta rima en algún verso sin querer.


Dice que las cosas feas no se dicen, o no se deberían decir. Dice que de vez en cuando está bien no avergonzarse de ser diferente. A veces no deberíamos nadar contracorriente – también dicen – pero uno nunca sabe hasta donde escucharse a si mismo y hasta donde dejarse llevar por lo que dice que dicen o dijeron.
En este texto lo que se encubre es lo descubierto, es de leer entrelineas el asunto de ir a buscar el significado que en realidad está explícito. Ir a buscar y buscar sólo por buscar, para no quedarse quieto creyendo ya haber encontrado.

viernes, 8 de octubre de 2010

Sobre "Incallajta"

En Cochabamba, asistimos a un fulgurante espectáculo cuyo despliegue organizativo nos sirve desde ahora de hito frente a otros espesctáculos.
Pese a lo precario de las localidades habilitadas en el centro de convenciones “El Campo”, y de lo inadecuado del salón, los músicos que interpretaron la ópera de Atiliano Auza León: “Incallajta”, nos permitieron disfrutar de un espectáculo que mostró con claridad la excelente organización y utilización de los recursos humanos y materiales que le dieron vida.
La obra basada en el libreto de Norma Mendez de Paz, se desarrolla en un momento histórico prehispánico, en un lugar con amores, envidias y problemas, un lugar como cualquier otro, con gente yendo y viniendo, con personas que forzando las situaciones provocan irremediablemente los desenlaces trágicos.
El espectáculo dividido en tres actos utiliza varios lenguajes propios del mundo de la ópera, especialmente visibles en el estilo de actuación que mueve a los personajes principales y el vestuario que, al igual que la escenografía, fueron todos, responsabilidad de Ivette Mercado Zubieta, sin duda alguna una pieza imprescindible de este proyecto.
La ópera Incallajta, fuertemente difundida y apoyada por instituciones y medios de comunicación, permitió ante todo, que la Orquesta Filarmónica de Cochabamba dirigida por el maestro Augusto Guzmán Alvarado mostrara su limpieza interpretativa y nos dejara disfrutar de la calidad de sus músicos, que tienen en el concertino Arpad Debreczeni, un excelente representante.
Los personajes principales y protagonistas de la obra mostraron también sus enormes habilidades individuales que permitieron fulgurar, ante todo, la hermosa interpretación de Paola Alcocer Crespo.
Claro está que la trayectoria de los distintos interpretes líricos – como en el caso de Gastón Paz Zegarra – pesó bastante en escena e hizo posible que los presentes podamos disfrutar de una obra en la que sin duda alguna se apostó mucho y que tuvo como producto final un espectáculo circular que sorprendió en su momento final con una lluvia que rompió la cuarta pared escénica incluyendo al público mismo en la fantasía de cierre.
Destreza demostrada, solistas sólidos y una orquesta de trabajado sonido son el resultado de un trabajo bien realizado por los responsables del espectáculo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Y del silencio se hizo la luz

Desde hace varios jueves, en la “Culta Charcas”, un grupo de personas con un criterio hasta ahora infalible, con el maravilloso objetivo de difundir y crear espacios de debate sobre derechos humanos, van cumpliendo además un objetivo paralelo seguramente de forma consciente: crear un criterio cinéfilo; hacer avanzar a los espectadores de cada film, un peldaño más arriba en este laberíntico mundo del celuloide (aun le digamos así aunque poco a poco sea sólo un término nostálgico).
¿Qué mejor manera de matar dos pájaros de un tiro?, ¿cómo no hablar sobre derechos humanos con verdadero gozo y orgullo, viendo la fantástica capacidad creativa de tantos seres humanos prodigiosos detrás de cámaras, guiones, ideas, direcciones y personajes?
A la luz de la linterna, como enjambre de luciérnagas, los comensales que se devoran filme tras filme todas las historias e ideas que quedan revoloteando tras cada presentación, quedan centellantes, como estrellitas terrestres que marchan a casa con ese brillo particular en los ojos que siguen pegados a la pantalla descifrando cada magnífica metáfora. En sus hogares, seguro comentan lo que vieron y entendieron, y así, como reguero de pólvora – también fulgurante – contagian a muchos más estas breves visiones de humanidad entre humanos que les fue otorgada.
Es importante destacar el trabajo de la gente de “La linterna – cine club” que pese a su intempestivo traslado de hábitat, supieron evolucionar en lugar de extinguirse para seguir concediéndonos el privilegiado de la visión periférica, este descanso de ceguera, esta bola de cristal, este mirar más allá de nuestras narices y aprender a vernos vistos en los ojos de otro ser humano… así: desnuditos.


Cada jueves tipo 17:30, se proyectan excelentes películas en la Biblioteca Pública (eso es en la calle España, frente al Musef, por si acaso)