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sábado, 29 de enero de 2011

El Alto Teatro, un trabajo hermoso sobre un escenario descuidado

De la mano de Andrea Riera y Freddy Chipana tuvimos, en pasados días, la suerte de asistir a la obra “Sólo con esto” que gracias a la gente de la Ayuda Obrera Suiza, la Alcaldía Municipal y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, tuvo sus presentaciones en el Teatro 3 de Febrero de nuestra ciudad los días 24, 25 y 26.
La obra, es – casi como un resultado más de los talleres de teatro que forman parte del proyecto Lanzarte (Jóvenes y Democracia) que se inició en Huanuni hace ya cinco años – comentó Riera que nos regaló un espacio de reflexión sobre el respeto a ese otro ser humano que vive a nuestro lado.
El elenco, de actores que son en parte de la ciudad del El Alto y en parte de la ciudad de La Paz, asumió el desafío con gran versatilidad, consiguiendo un trabajo cuyos argumentos fueron coherentes, y claros casi todo el tiempo.
La dirección y dramaturgia, que corrieron a cargo de Chipana y Riera, responden a una continua búsqueda estética cuyos principios visibles podrían, especialmente en escenas precisas, vincularse a cierta rama expresionista, con gesticulaciones marcadas o escenas de dramatismo exagerado – conseguidas adrede – que lograron enmarcarse en el sistema de signos propuesto al espectador y que permitieron un claro distanciamiento de una tendencia, que en nuestro medio, a veces llega a ser demasiado naturalista.
La ausencia de escenografía y la no dependencia con los recursos lumínicos (que por cierto podrían haber profundizado ciertos matices, propios de la tendencia estética mencionada en el párrafo anterior) nos hacen creer en un verdadero trabajo actoral, en el que la voz y el cuerpo del artista fueron suficientes para llenar ese “espacio vacío”.
Son pocas las cuestiones polisémicas que se ofrecen, y son bastantes claros los mensajes y las breves “historias” que se cuentan durante la puesta, que, ante la temática que se aborda, cumplen a cabalidad su función demandante y reflexiva.
La gente de El Alto Teatro, que ya nos tiene acostumbrados a este tipo de propuestas bien logradas, nos ofreció una obra que desde la fuerte tensión inicial nos inserta en una pista de alta velocidad en la que se analizan cuestiones cotidianas que cada vez están más en boga dentro de esta coyuntura actual (muy actual) en la que temáticas como justicia social, inclusión y lucha contra el racismo suelen disolverse como discurso de papel frente a los daños colaterales que causa ese vano intento de imponerlas en lugar de crear una conciencia que más adelante las incluiría fácilmente en el imaginario de nuestra sociedad.
“Justicia; ¿cómo una palabra tan linda puede causar tanto daño?” se pregunta algún personaje de la obra involucrado en un linchamiento; “Esto también pasará” nos dice otra actriz casi llegando a la escena final de la obra cuya fuerza es devastadora. Sin embargo, yendo más allá del trabajo puramente escénico, Chipana hace referencia a una búsqueda más cercana a un mejoramiento en lo humano que en lo artístico del sujeto participante en esta propuesta. “Es necesario reflexionar acerca del respeto ante todo” decía él a tiempo de dar las últimas palabras al público que había disfrutado de este “Sólo con esto” de la mano del teatro que él dirige desde hace casi nueve años y que ahora está inmerso en este excelente proyecto que es LanzArte (Jóvenes y democracia) que funciona gracias a la Ayuda Obrera suiza que – como pocas veces sucede – les concede bastante libertad artística sin limitar su trabajo con exigencias perjudiciales.
La obra que la pasada semana estaba en Cochabamba, pasó por nuestra ciudad con tres importantes presentaciones y ahora se dispone a conquistar al público cruceño los días jueves y sábado, permitieron al ciudadano capitalino disfrutar de teatro de buen nivel técnico y gran profundidad temática, sobre un escenario hermoso pero increíblemente descuidado y pobre de recursos. Evidenciamos nuevamente con tristeza el daño profundo que se le hizo a uno de los mejores escenarios que teníamos en la ciudad, daño que debería ser subsanado hasta por la vergüenza de haberlo permitido (como muestra de una total ignorancia de lo que es la acústica en estos escenarios). Volvimos a darnos cuenta del estado de necesidad en la que se halla este teatro, con barrales rústicos aun, con ausencia de iluminación y bambalinas y telones viejos y raídos cuya sustitución no supondría una inversión exagerada, que es, en todo caso, una obligación de la institución responsable de este escenario, más que una simple solicitud lamentosa.

martes, 18 de enero de 2011

Don de fluir

Con el paso de los segundos, conocemos el paso de los minutos. Tras estos nos percatamos del correr de las horas y así en esta sucesión de medidas conocemos los días, las semanas, los meses, los años, los lustros, las décadas, los siglos, los milenios y los millones de años que permiten a la ciencia regalarnos el conocimiento de nuestra pequeñez universal.
Recordemos las décadas anteriores, hablamos de hace no mucho tiempo cuando apreció el ordenador domestico por ejemplo, o mejor aun: la internet. ¿cuántos cambios hubieron en nuestras vidas en este corto periodo de tiempo?
Recordemos el tiempo que recién lleva en la tierra el virus del Sida por ejemplo, o los grandes avances en la teoría profunda del conocimiento del universo y sus fuerzas; o a su opuesto impresionante y el uso del poder nuclear del átomo (hablamos de unas pocas décadas).
¿Recordamos que tras la llegada de Colón a América, aun se ponía en duda la existencia del alma en estas "razas inferiores" de seres humanos?, ¿hemos avanzado en lo humano en estos pocos siglos?
Todo cambia - dicen - hasta los signos del zodiaco manejados por los babilonios, hace ya unos miles de años, terminaron cambiando recientemente, rígidos durante tanto tiempo, cambiaron.
El clima ha cambiado, los vestuarios, las sociedades (ahora con mayor dinamismo aquellas virtuales), las mismas medidas de tiempo han cambiado, los calendarios, los gobiernos, las posiciones políticas de los amigos.
El cambio - se dice - no es una consecuencia sino una necesidad.
Es un derecho cambiar de parecer, es incluso un símbolo de flexibilidad, de adaptación, de distanciamiento con la absurda rigidez de los radicalismos tontos del ser humano.
La vida misma es sólo este fluir energético que acompaña el ritmo de las fuerzas cósmicas.
Imagen: http://princessdisney-princesasdisney.blogspot.com

miércoles, 5 de enero de 2011

Primeros 5 del 2011

El año en pañales se lanza al viento, como cometa que quiere rasgar el añil se eleva con estrépito sobre esas lluvias inundantes que por fin han decidido lavar la tierra.
El año abre las posibilidades, los ojos y las manos esperan el inicio de la próxima semana, el regreso a las faenas, esa vuelta al ataque, a la carnicería.
Las oportunidades se apiñan, las decisiones aguardan, las postergaciones tientan.
El sol, que parecía estancado, reinicia su marcha de mega reloj cósmico sobre nuestras cabezas, de oriente a occidente repuja nuestras sombras contra los suelos de asfalto, contra la madera de los barcos, contra los surcos de la siembra.
El año nuevo en pañales, ya nos restrega sus primeros cinco días como la primera carga de días muertos; deshechos de infante apurado, de bebé neurotizado tempranamente.
El año abre sus puertas vacilantes, sus recovecos se forman, sus sorpresas se agazapan y se van tejiendo sus enredos.
El sol, que dio a luz al nuevo año, lo mira en pañales y le sonríe por detrás de las nubes que todo lo lavan. Nuestro espacio ha sido nuevamente reciclado, dispuesto a perder su albor para recibir nuestros pasos, nuestro eterno transcurrir.
La vida es como cemento fresco cada día, cemento esperando nuestros pasos, esperando a que alguien se anime a dejar para siempre... su huella.