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miércoles, 5 de enero de 2011

Primeros 5 del 2011

El año en pañales se lanza al viento, como cometa que quiere rasgar el añil se eleva con estrépito sobre esas lluvias inundantes que por fin han decidido lavar la tierra.
El año abre las posibilidades, los ojos y las manos esperan el inicio de la próxima semana, el regreso a las faenas, esa vuelta al ataque, a la carnicería.
Las oportunidades se apiñan, las decisiones aguardan, las postergaciones tientan.
El sol, que parecía estancado, reinicia su marcha de mega reloj cósmico sobre nuestras cabezas, de oriente a occidente repuja nuestras sombras contra los suelos de asfalto, contra la madera de los barcos, contra los surcos de la siembra.
El año nuevo en pañales, ya nos restrega sus primeros cinco días como la primera carga de días muertos; deshechos de infante apurado, de bebé neurotizado tempranamente.
El año abre sus puertas vacilantes, sus recovecos se forman, sus sorpresas se agazapan y se van tejiendo sus enredos.
El sol, que dio a luz al nuevo año, lo mira en pañales y le sonríe por detrás de las nubes que todo lo lavan. Nuestro espacio ha sido nuevamente reciclado, dispuesto a perder su albor para recibir nuestros pasos, nuestro eterno transcurrir.
La vida es como cemento fresco cada día, cemento esperando nuestros pasos, esperando a que alguien se anime a dejar para siempre... su huella.

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