Las voces
En los celos, la dulzura se convierte en desdén
se troca caricia por insulto y amargura
se convierte en bilis la dulzura, así es
es duro el sentir que se acaba la aventura
el sentir que va muriendo de a poco la fe
triste sensación de vacío que te perturba
pérdida de confianza, daño que aun no se ve
y en la cabeza, está esa voz que murmura:
Mira como te han dejado sólo y sin nadie más
mírate ahora tu, mírate y vuelve a mirarte
date cuenta, te han cambiado y nunca regresarán
eres el hazme reír, eres un total desastre
la voz que no se calla, muy pronto también dirá
¿haz pensado en huir? ¿no haz pensado en matarte?
si no hay caso de pelear no te quedes más acá
ya no dudes si es cierto, ya no seas cobarde.
Pero es la voz de la razón una mejor consejera
es más dulce y hermosa, pura sabiduría
sabe bien lo que dice, y dice lo que bien piensa
es pues muy distinta a esa pobre vocecita
que los celos pervierten, dominan y manejan
voz de mentira, vos tonta, voz de fantasía
en estas lucha de voces, a una nomás oreja,
y es la voz de la razón la que dirá algún día:
Antes de creer, que tu perdiste algo valioso
fíjate primero si tenía valor en verdad
personas preciosas no regalan abandonos
y date cuenta también que algunas sólo se van
el amor duele cuando lo que fue, fue hermoso
si te dejan o se van ¿qué importancia tiene ya?...
Nomás tu no te abandones pues se pasa todo
todo sana y así se crece y así nomás se ama.
Poesía de cuatro Octavillas italianas compuestas de versos alejandrinos
Alejandro González Romero – Marzo de 2011