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lunes, 18 de abril de 2011

Liviana pero de peso

El bombardeo incesante de los medios de comunicación masiva y sus impertinentes ataques a la realidad del individuo, es usado con sutileza como un artificio que entrelaza las distintas escenas de la obra “Light”.

La obra de Denisse Arancibia, dirigida por Bernardo Arancibia Flores es dinámica y graciosa. Lo trágico-cotidiano, que se cierne en las expectativas que nos hicieron creer que el mundo tiene de nosotros, se plantea ante el espectador de forma caricaturesca en un trabajo que incluye al director y a las actrices Carmencita Guillén Ortúzar y Mariel Camacho Ovando sobre las tablas.

La estética misma, de vestuarios (y ahora también de escenografía), toma prestada de esas cartillas para cortar y vestir muñequitas impresas en papel, su sencillez y picardía reglándole a la muy bien lograda obra, un plus de significantes en un magnífico uso de la economía del lenguaje.

Esta obra sin duda ha evolucionado desde la vez que la vimos – hace un año aproximadamente – y consigue flotar, durante sus cincuenta minutos de duración, usando su “ligereza” en una especie de retruécano que ironiza ese su propio subtexto de gran profundidad.

La obra “Light” parece light, se ve como light pero no tiene ese sabor vacío de lo light. Por el contrario, el espectador, hábilmente engañado por el "Teatro Grito", sale de la obra con una amplia sonrisa pero en el camino se va dando cuenta que aun no ha digerido el plato fuerte.

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