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domingo, 6 de noviembre de 2011

Otra vez Serrat

Porque la quería

Porque la quería, no quiso papeles
ni hacer proyectos con vistas al futuro,
no confiaba en él y quiso estar seguro
que cotidianamente tendría que ganarla
con el sudor de su frente.
Porque la quería, no quiso con ella
hacer un nido en donde abandonarse.
no confiaba en él
y quiso asegurarse.
Porque la quería, por no despertarla
dejó de dirigirle la palabra
no confiaba en él
ni se atrevió a cambiarla.
Y puso en pie de guerra
su buena fe y sus sentidos,
por llegar a conocerla.
Porque la quería
se fue para siempre,
quiso poner a salvo aquella imagen,
no confió en ella...
y quiso asegurarse.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Menguante


La luna está escondida y llora. El viento sopla fuerte y las ramas arañan las ventanas de mi cuarto como pidiendo entrar.
Pero las entradas de esta caja, aunque abiertas, sólo saben mostrar lo atiborrado de mi pequeña celda infernal. Kilos de periódicos viejos inundan de letras el aire, de los libros confinados a los pequeños muebles de la esquina se derraman también en cascadas las palabras que dijeron tantos otros.
Hay aromas tan constantes aquí adentro; que cosa imposible forzar al olvido; que trabajo inútil el desviar la mente a algo menos torturador que este cúmulo de ausencias tan frescas.
El silencio no se rompe con tecnología. El televisor no funciona, la computadora es mas fría de lo habitual y el tiempo rebota contra las paredes aumentando la densidad de este vacío tan pesado.
Y esta sensación tan de 472 nanómetros se ha apoderado nuevamente de mis ganas que merman otra vez. No pasa un día sin que me pregunte nuevamente si tiene sentido o no tanto caminar por campos y caminos baldíos sin tener más compañía que el incansable silbido de mis propios labios en sequía.
Que inútil guardar rencores, que pérdida absurda de tiempo el remordimiento de ya haberlo perdido. No puedes pedir peras al olmo y menos llorar por la leche derramada. Es momento de parar este castigo al cuerpo o devastarlo de un golpe para acelerar este proceso importante de llegar hasta el fondo para renacer.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Más allá de simples brujas y cadáveres


Nota publicada el día de hoy en el suplemento "puño y letra" del diario Correo del Sur...

"Una llovizna en el asfalto salta,
juega con las sombras divididas,
hartas de chicha y chancho. (...)
K'anchacu.
Quítenme las sombras
háganse callar."
Oscar Padilla Apaza

Una mezcla de aromas entre flores, chanchos y ajíes hacen del día unan experiencia fantástica. Los muertos nos visitan. Desde hace unos días los vieron caminando incluso por el segundo piso de casa.
Con sus siluetas nítidas y sus rostros intactos en las fotos, ellos envuelven al mundo con una energía más gratificante y real que la de cualquier otra época del año (incluida la navideña, ya tan cercana por culpa del putrefactante consumismo que todo lo vuelve imperecedero).
Nos encontramos los de un mundo y los del otro separados únicamente por una mesa llena de comida en la que nos sentamos frente a frente sonriéndonos, pese a esa absurda sensación de pérdida dictada por esta falta de desprendimiento, característica de nuestra codiciosa especie.
Es el ritual de aceptación del “Sein zum Tode”, de ese ser-para-la-muerte Heideggeriano que dentro de su visión del Dasein no significa un dejar-de-ser sino una oportunidad clara de ver lo trascendental o intrascendente de nuestra existencia como viene hasta ahora. Y, si esta existencia es un continuo cumplir y pasar de ciclos, entonces, ¿no puede la vida ser sólo un ciclo más donde la muerte es el hito al siguiente?. Las escrituras teológicas más antiguas del mundo afirman que una esencia primaria explotó creando todo el universo que evoluciona bajo una ley básica de acción-reacción que pretende confluir al universo entero al UNO inicial en un eterno ciclo universal, quién sabe para volver a expandirse en todas las dimensiones, incluyendo aquellas que no comprenderemos.
Hermoso egocentrismo el humano que cuida su vida – convertida en mera supervivencia y perpetuación de la especie – sin preocuparse por entender su propósito en el universo más allá de su paso por este mundo terreno. Hermoso egocentrismo que ya nos causó decepciones globales gracias a Copérnico y Darwin que fueron – y son – como ojos/chacras que se abrieron en un momento determinado de la historia de la humanidad, entre miles de otros que seguro esperan por abrirse.
Es insolente la ceguera que provocan otras manifestaciones que, poco a poco, ganan terreno en nuestra cultura – cada vez más embebida del recipiente desechable y las imágenes y discursos sin contenido – que nos venden telas para que nosotros mismos aprendamos a vendarnos los ojos.
Pareciera que ante tal avasallamiento – recordando la gloriosa habilidad que nos llevó a este día de los muertos hoy, por encima incluso del poder del catolicismo – el sincretismo será el camino para hacer creer al poderoso que nos comimos su receta envolviendo con su absurda decoración nuestro propio pastel intacto.
Pero por ahora, mientras aun queda la esperanza de que nuestra juventud renuncie a los disfraces y las calabazas regresando al k’anchacu y las tantawawas a las que se deben, parece inevitable rebajarnos a un nivel de marketing que nos permita hacerle frente a una aplanadora tan inhumana y hueca.
Hay momentos en los que uno vuelve a ser uno, en los que el camino vuelve a ser claro y nos resintonizamos con ese UNO inicial, devolviéndonos el don del discernimiento más allá de cualquier capricho pasajero y de cualquier influencia involucionante.
Qué brujas ni qué brujas que aterran y causan pena, son los muertos (nuestros muertos) los que vienen durante unos días a visitarnos, a recordarnos que morir es la regla fundamental de la vida y que se puede ser más allá de la muerte.

Como diría Fito

Volver a mi
(Fito Paez)

Estoy tragándome el dolor,
mordiendo el polvo del amor,
vivo solo y encerrado en una gran habitación
esperando una maldita decisión
Pensándolo un poco mejor:
no se quién te crees que sos,
no me vas a hacer el juego
soy la luz, soy el gas y
ya no me queda tiempo para vos.

Es hora de volver a mi
a contar las cosas que me hacían bien
de verdad.
Es hora de volver a mi
a cantar,
yo necesito ver el sol de verdad.

Tenías que fallarme así,
no es fácil hacerme sufrir,
pero vos tenías las llaves
de la ventana que da al infierno aquel
y yo estaba entre la estaba y la pared.
No puedes explicármelo,
no hay forma de explicárselo,
es posible que me traigas
un perfume del pasado
pero nunca mas el néctar de la flor.

Es hora de volver a mi
a contar,
yo necesito ver el sol de verdad.
Es hora de volver a mi
a cantar,
las cosas que me hacían bien de verdad.
Es hora de volver a mi
a cantar,
es hora de volver a mi, a brillar
Es hora de volver a mi,
una vez mas,
yo necesito ver el sol de verdad.

martes, 1 de noviembre de 2011

Ausencias y golpes de timón

Hoy a medio día, cuando les servía el mondongo de mamá a mis muertitos mi tío casi me hace llorar desde su foto. Pero, como era costumbre suya, en lugar de eso, me terminó esbozando una enorme sonrisa en el rostro; cómo se extraña a los que se van, que incontrolable egoísmo.
El sol se sobrepone a las nubes, es buen presagio para el navegante y para el campista. Es buen presagio para el que asume las cosas desde un punto de vista alejado de tanto dédalo, desconcierto, incertidumbre y decepción. Por fin se me quitan también las nubes de los ojos para ver que nadie puede hacerte sentir culpable de lo que provocan sus propias incapacidades o imposibilidades; qué alivio regresar al propio camino dictado por el discernimiento profundo.
Sería fácil decir que hay vacíos que no nos permiten llegar a las profundidades ansiadas (al hacer las veces de flotadores), cuando en realidad seguramente era necesario estar un rato a flote para no terminar ahogándonos en esos abismos que deseamos explorar.
Pero todo cumple un rol y todo tiene su tiempo, y tal vez ese tiempo no sincroniza a menudo dejando así barcos a la deriva, llevando así a enormes Hindenburgs a pique, creando así desencuentros en citas que no tendrán una segunda oportunidad.
Es día de muertos, esos espíritus nos fortalecen con su energía pura y evolucionada, hay mas paz que en pascua, hay mas amor que en San Valentín, hay más sentido que el que ofrecen simples brujas y cadaveres desorientados y hay menos rencor que en navidad. Es día de muertos, y las ausencias no son ni serán de ellos, serán las nuestras, las de uno, las que se sientan cuando al atardecer el cielo se coloree, allá por el horizonte que estará sobre mi cabeza.