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miércoles, 13 de junio de 2012

Inconsecuencias?

"Inconsistencia, inconsecuencia: qué difícil es tomar decisiones…  qué difícil es mantenerse firme con lo decidido…  qué difícil es cambiar de parecer.(...)" 
- Fragmento - (Fausto E. Bonifaz) 

Persistencia contra tibieza: ser flexible o entercarse. Hasta lo que en apariencia es lo más fácil de decidirse, tiene justo en esa apariencia la duda que lo hace difícil per se. 
No hay segundo en la vida en la que no se estén tomando decisiones: ¿Llorar o perder el miedo a la oscuridad?, ¿evitar tal vez la travesura?, ¿la virtud o el vicio?, ¿la carrera, la pasión o el precipicio?.
Al menos para el ser que existe sin automatismos (síntoma de haber renunciado a la vida real), cada segundo es una decisión que implica en si misma un conflicto interior.
¿Qué sino nos mueve para levantarnos en la mañana? ¿qué sino nos ha distanciado - al menos hasta ahora - de los basurales y el anonimato del indigente renegado?, ¿qué sino nos da la razón o el equívoco?.
Cada rumbo cobra peso al evitar la tibieza, al soportar cada tropiezo. Consecuencia de una decisión es cada suceso y cada segundo se sucede incluso si se decide no decidir nada.
No es de tibieza de lo que se templa el acero ni es de rigidez la comodidad del elástico. Las renuncias no son de unos segundos y se apuesta fuerte o se evita el juego.
El camino que asumimos es lo que nos mide, ese que hacemos caminando entre dudas resueltas al paso. Será ancho, o estrecho, de subida en el esfuerzo, descendente en la comodidad. Brillante, en penumbra, solitario o en par. Cada juego de huellas es un reflejo inequívoco de cada cual.
Es difícil asumir los errores y darse cuenta que se tiene que parar de caminar, o que se debe cambiar de rumbo, o tal vez que se tiene que esperar. Es difícil asumir lo decidido, es difícil decidir cambiar los hábitos simplemente por querer mejorar. 
Asumir una postura no es creer que será así para siempre, es saber que siempre se puede cambiar. Pero no al primer soplido, no se trata de saltar todo el tiempo a lo que parece un mejor lugar, de venderse al mejor postor. 
Ser consecuente es persistir en lo que vimos correcto aunque algunas cosas no salgan como uno las espera. Decidir algo sólo esperando sus beneficios es vivir en la falsedad. Es cómodo - no lo dudo - es sencillo pero no tiene ningún merito al final. Lo gratis también nos cuesta (no se si se entiende en verdad).
Como sea, es mejor a veces no hacer mucho y decidir esperar. Luego, en el camino que andamos se verá clara esa pausa; no como bache ni como lunar, sino como símbolo de madurez y sabiduría de tortuga. 
Decidir es inevitable, como morir o equivocarse. Pero tomar la decisión siempre es acertado y no así el dejarse llevar (que tampoco es siempre un error).  
¿Hay decisiones sencillas?. Pareciera que si ¿verdad?. Pareciera que la lógica funciona pero por cada cosa que se obtiene algo equivalente se pierde o se posterga aunque no nos percatemos de ello.
(Hermoso el arte de la palabra, hermoso por ahora, frente a la soberbia del capital).

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