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lunes, 31 de diciembre de 2012

Fin de año

Al final de otro tramo, es inevitable sentir ese antojo por voltear la cabeza y ver nuestras propias huellas grabadas en la senda recorrida. Pero los ojos siguen fijos hacia adelante, pasa que a veces sólo vemos hacia atrás como mirando por la nuca y es entonces que notamos cosas que los ojos no lograrían ver limitados por su soberbia.
Hemos avanzado, todos lo hemos hecho, cada uno a su modo, cada  quien con su ruta incluyendo a aquellos que siguen girando erráticos sin definirse, porque ese descubrimiento personal también es un avance. 
Personalmente al final de este año, he sido testigo de mi propia soberbia, me he dado cuenta que sigo siendo inflamable pese a que intento evitarlo. Sigo despreciando la deslealtad, no consigo reparar muchas falencias internas y aun debo aprender a controlar muchos de mis impulsos autodestructivos. Pero pese a eso, el avance es innegable y esta investigación interna hace cada vez más evidentes esos desaciertos, lo que permitirá - espero - eliminarlos con más facilidad en el momento adecuado de enfrentarlos en un futuro cercano.
Hacia adelante, el camino es incierto: su longitud, su gravedad, su fauna, su flora y todo lo que tiene en las entrañas es un enigma que lo hace digno de ser recorrido aunque sea sólo por la simple curiosidad.
Al final de los finales, todas las historias convergen en el mismo punto inevitable y la vida, con sus añonuevos y sus fiestas honomásticas, se resume en esas huellas que se van cruzando en las rutas caminadas. 
Crecer, ser y avanzar; dar y pagar lo recibido, mirar y ser visto. Cada acción repercute, cada mirada es puñal, cada palabra es incendio si se suelta ignorando las consecuencias.
Reconocer los errores es sólo una pequeña parte de esta especie de retrospectiva, de esta lectura de la bitácora del viajero.
El calendario tras la puerta se volvió obsoleto. Algunas cosas pasan sin más trascendencia mientras otras saben fortalecerse con el tiempo; lo mismo que algunas personas.
El tiempo sigue siendo una incomprensible dimensión para el hombre que sólo intenta entenderlo usando sus limitados aparatos de medición, sus convenciones, su corta visión del universo y su movimiento magnánimo. El nuevo año, es sólo una excusa para mirar atrás, para entender algunas cosas y darse cuenta de que sólo caminando uno logra avanzar.

martes, 11 de diciembre de 2012

Vamos a ver a los títeres

Cuando todo parecía de pronto condenado a dormirse, irrumpen en la escena: los títeres. 
Así es, la compañía Paralamano de nuestra ciudad, desde el día de ayer lunes 10, en instalaciones de la Alianza Francesa, comenzó con las funciones de títeres de su “Temporada de Fin de Año” que se prolongará hasta el 21 de este mes con propuestas variadas y para todo público. 
En el trabajo de estos artistas, a la cabeza de Juan Rodriguez, los muñecos juegan a interpretar distintas obras en un mundo muy bien construido sobre conceptos claros en los que los símbolos y las metáforas se enredan en los discursos y las acciones de los personajes que permiten que los niños se diviertan con un texto mientras los adultos disfrutan a otro nivel la riqueza de los subtextos regalados en cada propuesta. 
La compañía, fundada en diciembre de 1998 por el mismo Rodríguez en la ciudad de Salta (Argentina), se trasladó a nuestra ciudad en el año 2002 donde trabaja hasta hoy elaborando proyectos educativos, realizando festivales y otras presentaciones independientes en distintas salas de nuestra ciudad así como en los más importantes circuitos internacionales que incluyen países como Chile, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia y Corea entre otros. 
Los títeres, que han perdido tal vez mucho apoyo del público debido al vergonzoso descuido con el que algunos otros ejecutantes irrespetuosos los han abordado, son una rama paralela al teatro cuyas raíces se remontan quizás hasta las cavernas donde los hombres veían que podían controlar a sus propias sombras. 
Nada mejor que este tipo de manifestaciones y emprendimientos independiente para contrarrestar al silencio y al tedio que empezaban rápidamente a apoderarse de calles y salas luego de la fiebre desatada por el Festival de la Cultura. 
Tardes de títeres para romper la pobre rutina cinéfila y televisiva; sin duda una idea acertada para juntar a las familias en el arte que, más allá de la simple entretención, tiene otros importantes beneficios a niveles insospechados. Los muñecos esperan por todos en la Alianza Francesa (Aniceto Arce #35), del 10 al 21 de diciembre a horas 17:00 y prometen momentos llenos de historias, risas, reflexión, educación y esparcimiento; esas cosas que se supone que el arte debe provocar en la gente.

http://www.correodelsur.com/2012/puno_y_letra/1211_digital/

jueves, 6 de diciembre de 2012

Adiós al Arquitecto

"(...) Los arquitectos, los médicos, nadie lee nada. 
Todos salen a la vida como especialistas. Alguien habla sólo de medicina, 
el otro sólo de arquitectura, pero no están capacitados ni en condiciones 
de ayudar para construir un mundo mejor, más justo. 
La vida es mucho más importante que la arquitectura. (...)" 
Oscar Niemeyer (1907 - 2012)




- No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein.