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martes, 31 de diciembre de 2013

Proyecciones

La necesidad de cerrar etapas, hace que en esta época todos tengamos cierta tendencia a realizar evaluaciones de lo que fue el año (aunque el calendario que utilicemos sea una imposición tan imperfecta).
Pero más allá de esa imperfección aceptada mundialmente, tenemos que reconocer la verdadera importancia que se esconde detrás de esta necesidad de cerrar ciclos y evaluarlos, así como la importancia de proyectarnos hacia adelante pero no en el sentido lato de "hacernos proyectos" o plantearnos simples objetivos, sino de vernos a nosotros mismos proyectados en el futuro (que es simple consecuencia del presente que estamos viviendo).
Sin dejar de caminar, debemos aprender a ver con alegría lo que supimos hacer, y sin desanimar debemos ser capaces de aceptar todo aquello que aun no somos capaces de lograr.
Nuestra percepción limitada del tiempo nos obliga a guiarnos en un calendario, pero el universo mismo es el que nos da las pautas adecuadas para comprender mejor el transcurrir incesante del tiempo, ese su fluir circular que hace que pasado y futuro dependan únicamente de la perspectiva.
Cada existencia es regida pos sus propios ciclos, algunos largos, otros cortos y es importante realizar un ritual que identifique la culminación de una etapa y el inicio de otra para que nuestra conciencia limitada se percate mejor de su propio avance.
Llenarse de buenas energías y recibir tantos "buenos deseos" sin duda colaboran a iniciar cada nuevo ciclo con mayor vehemencia, sin embargo, no hay nada mas importante que aprender a reconocernos a nosotros mismos de espaldas más adelante en el camino, allá donde se supone que llegaremos de seguir por la senda al paso que actualmente vamos.

martes, 24 de diciembre de 2013

Otra navidad

La gente va de aquí para allá, todos apurados, comprando, ganando y gastando. La velocidad los frustra, los centavos los frustran, hasta el papel de regalo los frustra y después se desahogan llegando a casa y sin querer, cada uno suma sus frustraciones al ambiente que durante todo el año había estado buscando recuperar el equilibrio roto por la navidad anterior.
La gente va de aquí para allá, llevando y trayendo objetos que compraron con el dinero que ganaron, y sufren al desprenderse de ellos (supuestamente sin esperar nada a cambio). Pero reciben algo y luego se frustran porque no es lo que ellos mismos pudieron comprarse con el dinero que gastaron consiguiendo un regalo. Pero además deben callarse, sonreír y mostrarse agradecidos pese a su evidente frustración.
Algunos, los pocos, realmente saben agradecer lo poco que les llega (o lo mucho que tienen). Algunos, los pocos, no se frustran tanto porque a ellos les llegó lo que querían y porque además no saben ver que sólo a ellos les pasó eso. 
A mi me frustra tanta diferencia. Una bolsa de soldaditos de plástico y una canica antes eran más que suficientes. Ahora dudo mucho que lo sean. Y me frustra más no estar tan viejo como para poder justificar este cambio.
La gente se amontona, se aglomera, se sonríe y se regala tantos buenos deseos mutuamente. Pero sus cabezas están en otro lado y nadie puede decir nada porque en esta época del año todo tiene que salir bien, todo debe estar en armonía. Qué irónico, en "armonía", en estas fechas cuando lo que más se acentúan son tantas disonancias.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Tirar la tohalla

Siento el tedio, el spleen
Los oídos me duelen en calumniosa sordera (capaces sin embargo de escuchar las hirientes quejas que sobredimensionan la distracción tratando de convertirla en insulto).
Me vence la ira, me insola lo estrepitoso de esta absurda montaña rusa a la que uno se sube esperando ganar un manojo de papeles que no tienen reflejo.
Huyo, me encierro, blasfemo, enfermo de la vesícula y cano.
La noche se derrite infame y escurridiza. Me traiciona el tiempo; se esfuma y acelera; se hace diminuto, insuficiente. Me ahoga, me estrangula, me ahorca, me asfixia.
Caigo sin ganas de levantarme, espero la cuenta del árbitro, la lona se siente tan confortable, espero la campana final, la pérdida del título, el silencio, el abandono, la quietud de la soledad. 
Que incontrolables ganas de no deberle nada a nadie.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Madiba


"Ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás".
(Nelson Mandela)