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viernes, 14 de marzo de 2014

Predicamento del sujeto

Un hombre vuelve a casa, se quita los zapatos, se desnuda rezongando en ese espacio vacío, bajo ese humo insensato. 
Perturbadora costumbre la del sujeto: hablaba con sus zapatos. También reprendía al desorden, al aire, a la cama, a su gato. Sucede que el tipo en cuestión, con alguien, no hablaba hace rato. Hablaba más con los algo (si es que entienden de lo que hablo).
Ellas lo miran y sonríen, él aun no va a hacer caso. Piensa bien en las opciones y ambas lo están esperando. Una le dice – mírame, mira que me estoy mostrando – y el hombre vuelve la cara, y la mira tranquila hibernando.
La otra indiscreta dice – ven a tocarme ahora, en vez de sólo estar mirando – y el hombre también comprende que sería lo más sensato.
Recordemos que el sujeto, habla con los zapatos. Y cada cosa en el cuarto lo desespera a ratos.
Basta! – dice a veces el tipo. Y todos esos objetos, lo miran desconcertados, y al poco tiempo les grita – Basta! – más enojado.
Pero ellas nunca se callan, y ofrecen bien sus encantos. El sujeto toma decisiones y se acomoda a pasar el rato.
Mira a una y toca a la otra. Deja de tocarla y la mira, y así él se va alternando. Mira y escribe, piensa y dormita, out e in, in or out, circula de pronto en ambos lados.
Equilibrio posmoderno. 
El sujeto recuerden, habla con sus zapatos y nunca sabe muy bien con quién termina charlando.

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