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viernes, 10 de enero de 2014

Lógica tecnológica


En Yotala, un pueblo muy cercano a la ciudad (pequeña también) donde vivo; un chico, al ver que yo sufría con la baja velocidad del sistema de internet, me aconsejó: “dale varias veces al F5 (actualizar) para que abra más rápido tu página (el sitio web al que quería acceder)”. Debo confesar, que por dentro, me burlé de la “nueva lógica tecnológica” del adolescente.

Pero en realidad, la lógica – descrita en líneas anteriores – realmente tiene su peso en si misma (como buena lógica): con varias llamadas al servidor ¿no tengo más posibilidades de que una de ellas realice la conexión?. No conozco mucho sobre el asunto (y por ello no soy un creyente más que escéptico) pero me parece que hay ciertas lógicas nuevas, que extinguirán a muchos dinosaurios a la larga.

(como hito; (tal vez más a título personal), estreno la etiqueta "zapatosdegoma" para estas extrañas entradas (posts) en los que me dedico a expresar algo de mi "manera de ver el universo". Sabrán disculpar la pequeña turbulencia, pero ya eran demasiados.)

martes, 7 de enero de 2014

Espero les sea útil...

"El infierno de los vivos no es algo que será; 
hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio."
 (Ítalo Calvino)

Luego de leer las palabras que puse de epígrafe (esperando se graben en otro que se empape en ellas al pasar por aquí) pensaba en lo importante que es esto de recuperar la capacidad de reacción del ser humano frente a lo que en su entrevista, Nuccio Ordine, llama "destrucción de la cultura".
Nada más importante que la cultura y el conocimiento, y nada más acertado que comenzar reflexionando por qué estos elementos se han vuelto cada vez más desechables, desde el punto de vista de los gobiernos actuales, que se han dejado meter el concepto de "utilidad" desde su significación más deplorable.
No vamos a darle más vueltas, a las cada vez mas evidentes conspiraciones que se urden para convertirnos a todos en corderitos y vamos a echarle un vistazo a las evidencias que la realidad más cercana nos brinda.
J. Krishnamurti dijo que "estar adaptado a una sociedad enferma no es signo de buena salud" y sin duda, esta frase calza perfectamente en lo dicho anteriormente pues termina de aclararnos que en realidad adaptarse es sólo aceptar la anestesia.
Hay demasiada gente que no despierta y aun cree que el arte y la cultura son secundarias, aun creen que un partido de fútbol de barrio cala más beneficiosamente en el espíritu humano que una obra de títeres o ya ni aciertan a recuperar la lógica y por consiguiente no se percatan del error.
Las instituciones educativas están mas extraviadas aun o bien, contribuyen aún más al extravío.
El asunto es que simplemente me pareció importante hacer eco a algo que leí y me pareció una acertada llamada de atención a nuestro constante nomeimportismo y decidí contribuir con algo en lugar de sólo "compartir" de forma ya tan desechable.

jueves, 2 de enero de 2014

El colofón - Canción tempranera para comenzar bien el año.

Va la vida, corriendo en la Avenida Necesidad,
doble vía, con carros, agonía e histeria.

Mala cara, una sombra me señala,
me añeja, me aqueja, me seda y me deja así;
luna sola, castigo a cada hora,
una nueva ronquera que pasa y se entierra,
la luz en la esquela que es la que tutela el mar.

Alaridos, nodrizas sin cuidado y ausentes,
concertinas, tapices persas, cuadros dementes.

Luna sola, castigo a cada hora, 
refleja y aleja, progresa y te deja así;
encaramada la falta te reclama, 
te drena y condena, campea y se eleva 
la sombra en la cueva de la eterrnidad.

Ay que tienen tus ojos
ay, tus bonitos ojos
dime mi negra ¿cada cuánto eres estrella?,
que las esperas se hacen grandes como el mar.


Fotografía: escena de la obra "El libertador en su abrigo de madera" del teatro La Cueva