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viernes, 27 de mayo de 2016

Mamushkas

Una dentro de otra
aparecen a su tiempo
se contagian amor
se regalan vida
se conceden el don
se aprenden
se cuestionan
se crecen
se estiman.
Abuela, madre, hija
se siguen
se preceden
y una dentro de otra
son el infinito.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Hoy los siento inolvidables


A veces pareciera que nunca maduramos lo suficiente para dejar de necesitar ser parte de algo. Cada etapa que pasa, tenemos una especie de búsqueda de pertenencia mezquina que a veces nos inserta a siniestros rebaños de invidentes. 

En la adolescencia queremos pertenecer a un grupo, en la juventud hacemos activismo o nos aferramos a cualquier convicción, moral, política, religiosa, etc. y pareciera que nunca nos logramos extirpar ciertos chauvinismos tan innecesarios.
Con el tiempo algunos llegan a creer que pareciera que lo mejor es simplemente considerarse un ser humano como cualquier otro, renunciar a lo "especial" de cualquier condición a la que se nos lanzó por azar o consecuencia de nuestros actos y aceptar que somos parte de un universo mucho mas grande que nuestros absurdos individualismos colectivizados.
A menudo no nos damos cuenta que pertenecer a un "grupo" a veces nos hace no pertenecer a otro y ese es el principio de la división humana.
Respetar y valorar a los demás (en especial a aquellos que hicieron y/o hacen algo) es importante para siempre ser conscientes de la dimensión de nuestras propias decisiones pero no para apropiarnos tontamente de la gloria ajena.
Nacer en Sucre es como nacer en cualquier otro lado, una excusa para sentirse orgulloso de lo que hicieron los que antes nacieron aquí y un impulso para estar a su altura. Nada más (y nada menos).
El futuro se hace en el día a día y por encima de la palabra están las acciones, puedo sentir amor sin hinchar el pecho porque es imposible contener su infinita expansión en detalles insulsos.
Es bueno festejar al cumplir una nueva etapa, aunque sea sólo cronológica (como un año más de lo que sea), pero es tonto ensordecernos en alegorías al pasado mientras nos sentamos a contemplar la decadencia frente a nuestros pasos.
¿Cuánto hago?, ¿cuánto apoyo al que hace?... no está demás pensar - en fiestas como esta - si empujo o me dejo arrastrar por el coche al que supuestamente pertenezco.