
Es inevitable afirmar: "esos son mis amigos" -hinchando el pecho - (un cuasi-chauvinismo) y me haga bien esa simple sensación de orgullo ajeno (porque así como se tiene vergüenza ajena tal vez se pueda tener orgullo por el trabajo de los cercanos).
En realidad hay una especie de optimismo al escuchar la música de estos símiles, de estos amigos con los que cruzamos caminos en determinado momento dejándonos esta sensación deliciosa de retrolimentarse.
Miles de instrumentos redondean esta idea, tantas voces con gusto diferente pero llenas de hermosura dentro de su propio sabor matizan esta sonoridad que intenté describir. En vano intentaría nombrarlos a todos y todas; sólo me queda hacerles un agradecimiento casi a nivel anónimo esperando que cada uno sepa que hablé de ellos... por la música que ofrecen y lo que queda por hacer.
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