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martes, 18 de enero de 2011

Don de fluir

Con el paso de los segundos, conocemos el paso de los minutos. Tras estos nos percatamos del correr de las horas y así en esta sucesión de medidas conocemos los días, las semanas, los meses, los años, los lustros, las décadas, los siglos, los milenios y los millones de años que permiten a la ciencia regalarnos el conocimiento de nuestra pequeñez universal.
Recordemos las décadas anteriores, hablamos de hace no mucho tiempo cuando apreció el ordenador domestico por ejemplo, o mejor aun: la internet. ¿cuántos cambios hubieron en nuestras vidas en este corto periodo de tiempo?
Recordemos el tiempo que recién lleva en la tierra el virus del Sida por ejemplo, o los grandes avances en la teoría profunda del conocimiento del universo y sus fuerzas; o a su opuesto impresionante y el uso del poder nuclear del átomo (hablamos de unas pocas décadas).
¿Recordamos que tras la llegada de Colón a América, aun se ponía en duda la existencia del alma en estas "razas inferiores" de seres humanos?, ¿hemos avanzado en lo humano en estos pocos siglos?
Todo cambia - dicen - hasta los signos del zodiaco manejados por los babilonios, hace ya unos miles de años, terminaron cambiando recientemente, rígidos durante tanto tiempo, cambiaron.
El clima ha cambiado, los vestuarios, las sociedades (ahora con mayor dinamismo aquellas virtuales), las mismas medidas de tiempo han cambiado, los calendarios, los gobiernos, las posiciones políticas de los amigos.
El cambio - se dice - no es una consecuencia sino una necesidad.
Es un derecho cambiar de parecer, es incluso un símbolo de flexibilidad, de adaptación, de distanciamiento con la absurda rigidez de los radicalismos tontos del ser humano.
La vida misma es sólo este fluir energético que acompaña el ritmo de las fuerzas cósmicas.
Imagen: http://princessdisney-princesasdisney.blogspot.com

1 comentario:

juan pedro dijo...

así es hermano, el devenir como el cambio es inevitable, pero qué bueno aprovechar eso para re-crear un nuevo ser humano con cada segundo, minuto, hora... en fin. Abrazos