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domingo, 19 de junio de 2011

Relato místico

Oscuro tras sus propios pasos

La princesa negra admira su inmenso desierto, ella es dueña de todo lo que ve, y detrás de las cálidas dunas que se pierden en el horizonte están las otras ciudades que también son suyas.

Ella vive en su palacio junto a sus hermanas y hermanos, todos la miran guardando ese silencio y se van luego a sus balcones para suspirar por sus propias tristezas reales mientras en los salones los descendientes más jóvenes rompen la noche con juegos bulliciosos.

El falso príncipe se fue en su camello a perderse entre las dunas y ella ya no mira al horizonte intentando encontrar su silueta con esa enorme luna a trasluz.

La princesa negra se está volviendo azul. Hace tiempo dejó de creerse princesa y se dejó cegar por un vagabundo que se hizo pasar por sufí. Se ponía los mejores collares de nácar para impresionarlo pero él solía cambiarlos por comida para sobrevivir.

El falso sufí caminaba de espaldas como un cangrejo para ver el sendero que dejaban sus pasos. Él necesitaba de la princesa para ver por donde iba pero la princesa no guiaba su caminar y simplemente lo seguía creyendo que él conocía todos los caminos, así que en realidad ambos caminaban a ciegas.

Los padres, hermanos y hermanas de la princesa creyeron que el sufí era un extraño príncipe y hasta el sufí creyó serlo, y lo fue. Pero, aquellas tan lejanas, no eran sus tierras ni su dominio así que el príncipe cangrejo terminó perdiéndose sólo en el desierto dejando atrás a la princesa que no era su princesa y a su familia que creyó que la princesa negra fue abandonada.

Y hasta la princesa fue convencida del supuesto abandono y así maldijo al príncipe – que no era su príncipe – convirtiéndolo en al falso príncipe ante los ojos de todos sus súbditos y familia.

Pero el desierto no es el desierto del sufí y la luna no es su luz – al menos no esa luna tan de febrero o marzo.

Por eso, seguramente, el peregrino: primero andrajoso, luego ungido, maldito y despreciado, sigue andando tras sus propios pasos pasados esperando ver su luna y encontrar a su propia princesa de color mientras en el palacio de la princesa negra, todos la siguen mirando en silencio, enojados con el falso sufí sin entenderlo

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