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jueves, 14 de febrero de 2013

Ser uno en medio de los otros

Algunos de mis amigos, varios conocidos, han empezado a creer que esa “necesidad” de otro ser humano es una debilidad. Están tan inseguros, que rechazan la posibilidad de salir a buscar al ser humano en cualquier lugar. Quieren a toda costa ser autosuficientes; debe ser lo que se pone de moda a los treinta.
Yo me he dado cuenta que no me molesta buscar compañía, "necesito" contacto, pero en el mejor de los sentidos. Lo disfruto como al arte, como a la belleza, como a un hermoso paisaje; no es una necesidad de esas que están abajo en la pirámide, no vital como la comida o el sueño.
Amo ese “landscape” en cada persona con la que me cruzo, disfruto esa compañía pero no como algo imprescindible sino como un gusto franco, un lujo que me puedo dar por ser quien soy.
Veo que hay un temor extraño en los que pretenden no “depender” de ninguna otra persona. Pareciera que aun necesitan ser muy “ellos mismos”, intentan resaltar esos detalles que los hacen “únicos”. 
Sinceramente creo haber pasado esa etapa, pero se lo necesaria que fue para mi y por eso no quiero criticar esa búsqueda interior, no soy quien para creer que mi camino recorrido es o fue el certero. Se que mi humildad sigue siendo un atisbo, lo se, pero espero que pronto se vuelva mas clara y franca; sé que encontrará su camino en el punto que deje de necesitar ver todo desde mi propio cristal para entender al resto del mundo. 
La gente intenta ser de piedra para no ser influenciada por los demás sin darse cuenta que todos somos permeables, todo el tiempo estamos dejando penetrar en nuestro sistema visiones, ideas, actitudes y hasta gestos, mañas y tics de otros seres humanos. Sino fuera así no hubieramos aprendido nunca nada. Es axtraño esto de intentar ser sólido en lugar de tratar de ser algo como un líquido, o mejor aun, una especie de evolucionado vapor.

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