Tu naciste entre los cardos, naciste con tus heridas,
sin gaviotas este día te vas
quedando dormida.
En las cimas del cansancio, en el alto cielo vuela
la
imponencia de un cóndor que
va cantando y no sueña nada. (nada)
De
las horas divergentes que el reloj corroe a penas
se desprenden los cristales
que empañaron tu existencia
de tus hijos los lamentos en la historia que envenena
el coraje de los
grandes que van cantando y no sueñan.
Sumerge,
tu miedo adolescente
bella
madre que no crece, mi gran niña que florece.
Vierte, tu vida, tu candor
tus
hijos te reclaman deja afuera ya el
temor.
De
pequeño al conocerte ya lloraba por tu vida,
me
sentí comprometido a regalarte la mía
pero
el tiempo ha pasado y nadie me cuenta ahora,
sobre tu futuro incierto y te van
dejando sola.
Mi
pequeña, mi ternura, hermosa dama encendida
eres frágil, distraída, eres
canción eres vida
Mi islita solitaria, mi
esperanza, mi razón
desde niño he aprendido a regalarte el corazón.
Hermosa,
se fuerte y fértil
vuelve tus encantos hacia
el probo y hacia el mártir.
Serena, paso a paso
eterna compañera, ven despacio
Bolivia…
Bolivia.
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