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viernes, 8 de agosto de 2014

Charla de fiesta

... y el tipo me dijo - 

Es extraño pensar en el día de la patria (y eso que soy un confeso y orgulloso amante del lugar donde nací), mientras inevitablemente soy capaz de ver lo que sucede al otro lado del mundo.

Pensar en algo como: “en otros lados, otras naciones, otros grupos de seres humanos la están pasando peor”, a tiempo que se escucha por todo lado ese murmurar del patriotismo en efemérides, me hizo sentir víctima de la vieja estrategia de dividir y vencer.

Cada país anda metido en sus propios problemas, cada ciudad, cada barrio; pero nadie se da cuenta que la enfermedad es más grande y los suyos son sólo síntomas, son el malestar provocado por algo mayor.

Pasa que los medios permiten que el mago distraiga nuestra atención con trucos: nuestras escuetas efervescencias patriotistas, la completa (o al menos suficiente) sustitución del tercer planeta del sistema solar por la brazuka; los ovnis, el apocalipsis, el temor a la delincuencia, al terrorismo, la “delicada” economía mundial o dios para que no advirtamos su presencia – vio mi rostro confundido un segundo en silencio y luego prosiguió - ¿cree haberse perdido de algo? Pasa que todos han olvidado que ninguna de esas cosas estuviera ahí si el mago no las pondría para que gastemos nuestras energías intentando resolverlas una por una sin llegar a él. Pero posterguemos al mago para otro día. Está de cumpleaños la patria, seguro hay piñata y torta, porque esta vez las velas les tocan a otros países; ¿qué clase de ser humano sería si no festejo a mi patria como se debe?, a quien le importan las enfermedades, las epidemias o los magos... ¡Ya era hora! - dijo de golpe - este titiritero siempre llega tarde a las fiestas pero ya está aquí para divertirnos – murmuró antes de levantarse. 
En ese instante me di cuenta que habló un poco más rápido de lo que podía comprender; luego de eso, ya no lo vi.

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