En facebook

miércoles, 2 de marzo de 2011

Crítica teatral

Al borde del ring-side

El pasado fin de semana, tuvimos el agrado de asistir a la obra “Ring-side” del autor Daniel Veronese, dirigida por Joao Mario Monje Romero a la cabeza de un grupo de jóvenes actores bajo la tutela de “urgando teatro”: (Yamil Estrada Cayara, Marisol Campos Doria navas y José Luis Rodriguez Calisaya).
La obra que gira tanto al rededor de una historia marina como del propio escenario donde se la narra, nos ofreció una serie de elementos nuevos en la escena sucrense, últimamente tan desnutrida de buenas propuestas.
Aunque hay en la obra ciertos signos que quedan sueltos por la falta de acciones que se vinculen o desvinculen a ellos, (como el caso del escenario blanco como elemento lingüístico y no como escenografía y el foco incandescente: central y único) se puede inferir que se responde en ocasiones a especificaciones solicitadas directamente por el autor, lo que, junto a la sobriedad de la escena nos brinda un discurso global coherente y que rompe, sin duda, varias posturas estéticas demasiado conservadoras a las que estamos acostumbrados.
Con un escenario, que se dibujó soberbio sobre el suelo, el espacio blanco entregado al público terminó casi inmaculado hasta el final de la obra quedando como un elemento poco explotado del que podían haber sacado mucho provecho actores más propositivos. Aquí debemos advertir que sin llegar a demasiados riesgos, el elenco manejó la corta experiencia de los actores sin dejarlos a la deriva en arriesgados y complejos (pero más adelante posibles) juegos escénicos.
Algunos objetos no cumplieron un rol que justificara su presencia en escenario – harta en noise – pero en general – tomando en cuenta la poca cantidad de acciones realizadas - fueron explotados fuertemente.
El planteamiento tipo arena ubicaba tridimensionalmente al espectador en una relación incierta entre lo escénico y extra escénico. Cosas se mostraron y se ocultaron a momentos, pero ¿bajo que lenguaje se comienza y se termina de mostrar esas cosas?. En este punto, la intermitencia lumínica que acompañó el texto, se hizo muy presente y clara en la obra; cuestión interesantísima por su situación casi protagónica en determinado momento; cosa rara en un elemento menospreciado: la iluminación que – como repito – figuró fuertemente, casi como teniendo una escena propia.
El vestuario principalmente neutral de músicos y relatores, no hacían contraste con los protagonistas de las cortas escenas. Es decir, no se advirtió un lenguaje de colores o formas de acuerdo a la exigencia e iniciativa que el tipo de propuesta y el espacio pedían a gritos. Sin embargo, aunque al parecer resuelto con demasiadas permisiones, el vestuario permitió presentir temporalidades y localidades, cumpliendo así su verdadero objetivo como elemento teatral.
La música, interpretada, y seguramente compuesta y armonizada en vivo (responsabilidad de Álvaro Monrroy Rodríguez y Evelin Sarabia Galarza), fue vital en el transcurso de la obra, no solo como recurso sonoro – tal vez a veces demasiado presente – sino también como elemento de la escena; tan poco utilizado en nuestro medio.
Las voces de los actores mostraron nuevamente la diferencia de recorrido. Los timbres, las modulaciones, la proyección y la vocalización teatral demostrada pusieron de manifiesto – más allá de una comparación burda – la trocha de ventaja que lleva el director y actor Joao Mario Monje Romero.
La obra dura en el espectador un poco menos de lo que dura en la realidad; algunos pueden creer que el tiempo pasó volando y otros pueden saber que pasó media hora tal y como es; lo que nos habla bien del ritmo de una obra que de por sí era difícil de asumir por lo complicado y ambiguo de los textos del autor.
Sin embargo podemos plantear una urgencia de movimiento, y una necesidad de des-convergir el texto dicho de la escena que se va desarrollando. La audacia de la propuesta, del texto – a veces muy tácito – debería llevar esta virtud de audaz al riesgo de los actores – que demostraron su calidad con un muy buen inicio sobre las tablas –, a la intrepidez de recursos y vestuarios replanteables que llevarían a la obra a un nivel superior, sin desmerecer el nivel alcanzado en estas primerísimas presentaciones.

No hay comentarios: