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lunes, 12 de julio de 2010

Warmis Valientes

Si bien la canción habla de warmis arribeñas, no deja de ser cierta la parte en la que don Jesús Durán asegura “siempre brotan de esta tierra warmis valientes”.
Me interesó en un principio, iniciar diciendo algo como: “corría el año de 1780 en la zona de Río Chico cuando la señora Eulallia Bermúdez dio a Luz a Juana, hija del señor Matías Azurduy”… pero la idea de hacer esta nota como un simple relato histórico me pareció injusta.
Son 230 años de historia viva que va en las ancas del corcel de este poderoso personaje – no hace mucho elevado a grado de generala del Ejercito Argentino.
Pocos saben, tal vez, que nuestra Juana estuvo en el convento de Santa Teresa de Sucre, probablemente pocos saben que era considerada una mujer muy hermosa y que este carisma seguramente influyó en el apoyo que recibía junto a su esposo en su gesta libertaria.
Posiblemente alguna gente no llegó a hacer la lógica deducción del apellido “de Padilla” que hace referencia a su relación marital con el famoso Manuel Ascencio.
Algunos tal vez y hasta creían que era un personaje argentino, como Felix Luna y Ariel Ramirez que son los responsables de la más famosa canción compuesta para la heroína que tan acertadamente le dice “no hay otro capitán mas valiente que tu”.
Juana Azurduy de Padilla: mujer, amante, rebelde, guerrillera. Cuántas personas – hombres y mujeres – han admirado tu coraje, cuánta gente te ha dedicado un verso, cuántos han buscado la verdad de tu historia que a veces se confunde o desconoce.
En diferentes culturas se habla de esa mujer inexplicablemente imprescindible. En tantas luchas, otras Juanas hicieron la diferencia; del estandarte de la francesa al pincel de la enigmática Frida, de la interminable lista de reinas a la prostituta redimida por su propio llanto y devoción. Ese eterno femenino se realza en tu sangre mestiza, países libres te aplauden agradecidos hoy luego de doscientos años de avances y retrocesos.
Cómo no repetirte y despertar a los ecos cantándote “flor del Alto Perú”, nombrándote sin cansancio así como se nombra a todo el género al que representas. En cada mujer una Juana, en cada madre una lucha, en cada hija la rebeldía tuya encarnada. En cada esposa la compañera del guerrillero: en cada cambio el poder de la mirada que despierta en el que lucha ese deseo de hacer que el mundo mejore para aquellos a los que se ama.

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