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lunes, 27 de diciembre de 2010

Fin de 20-10

El año termina, se lleva en él todas las desazones que causó y regala como siempre la promesa de nuevas oportunidades, de nuevas posibilidades.
El amor se va con él, también el deseo, el apetito, la compañía y otro pedazo de inocencia: de credulidad.
De la misma forma se van los rezos, las canciones de moda, los zapatos viejos, la basura acumulada de décadas en silencio o inmovilidad y tantos papeles usados entre garabatos, apuntes y periódicos (todos con su grado de falsedad correspondiente).
Se alejan paulatinamente los malestares que nos acosaron en sus 365 días. Como en una especie de cambio de turno, se cierne la incertidumbre, se hace una cortina de humo esperando al nuevo torturador o al liberador en una serie de días post-navideños llenos de suspenso.
La gente camina hoy por las calles con una sonrisa atornillada a la cara, lucen sus relojes nuevos, su polerita humilde, su barriga satisfecha con las sobras de humanidad de los que ostentan tanta macana.
Con el paso de los años creí que se me iría perdiendo esta mala costumbre de ser demasiado agudo en las fiestas de fin de año, de ser tan suspicaz, tan falto de ese "espíritu", sin embargo no es así, mantengo esta incómoda sinceridad de fiesta vergonzosa, este traje de antinoel que no juega con los demás a la mascarada amnésica.
Pero ese soy yo, hay gente juntándose con su familia, conciliándose con sigo mismo, planificando su futuro, escribiendo en sus agendas nuevas y despertando sus espectativas. Algo como un calentamiento de atleta hay en estos días anteriores al 2011, como una espera al disparo en los puestos de salida, todo como si la vida fuera una eterna carrera.
- "Debes estar preparado en esta vida" - te dicen, - "preparado para poder triunfar"... si, para estar del lado de los que ostentan y no de los que esperan la navidad para que algo de "buenavoluntad" se le resbale a la gente que vive en competencia eterna.
Perdí lo que perdí en este año y gané lo suficiente para seguir de pie, las oportunidades tocaron a la puerta y supimos atenderlas como fue debido. Se cometieron errores, hubieron aciertos manifiestos, genialidades, golpes de suerte y malentendidos... en resumen, como siempre: hubo vida.

1 comentario:

Fernando Michel dijo...

Barbaro PACHITO, Muy bueno...