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martes, 17 de junio de 2014

Requiem II

Voy a recordarte en silencio porque no soy bueno para sacar a pasear por la calle mi dolor.
Voy a nombrarte a solas para evitar la ira y aceptar el adiós.
Voy a celebrar a mi modo recordando tu presencia, celebrando tu vida y lo que de ella me tocó, aunque mi memoria en sus limitaciones no le haga justicia, pero sabiendo que muchos sin saberlo están en la misma celebración.
Voy a recordarte en silencio y se que hay muchos, como yo, que pueden hacerlo sonriendo, que tienen sellada tu sonrisa, tu rostro, tu voz; como tatuaje entre los recuerdos, como personaje claro en la imaginación.
Que tu energía riegue el suelo que los tuyos pisan, seguro que los reconfortará tu amor. 
Que tu presencia perdure en cada aroma y sepa evaporarse en el éter del eterno adiós, para que cada uno pueda seguir caminando pese a tanta tragedia, así, como en su momento, supiste hacerlo vos.
en memoria de G.A

1 comentario:

Alejandro González Romero dijo...

¿Otro azote sobre las mismas espaldas?, nuevos damnificados que se suman al llanto hoy.
Preferí evitar el rostro ya sin propietaria para de alguna forma evitar la perseverancia del dolor.
Inevitablemente me cruzaré con sus ojos en alguna fotografía, alguna vez y sin duda, sabré que esa sensación de vacío nunca me dejó; desde la primera partida, desde que la primera partió, desde que partió tu hermano, desde que empecé a querer partir yo sin que nadie me conceda los pasajes; siempre en el andén pero nunca dejando la estación.
Estar ahí es sumar nuestro lamento al lamento general, es acompañar, con tu pena, la pena de los demás, es interrumpir el silencio a veces necesario para reconocer de frente a la fatalidad.
Y no estar ahí es sólo un escape. La cobardía de no regalar mas material a la memoria: ni el olor a café, ni el sabor a nada de los cigarros que suman su ceniza a la metáfora de dejar de estar. Es evitar el último encuentro, la despedida final, quizás creyendo que por ese asunto pendiente, al ya ausente se puede volver a encontrar.
Más allá de mi egoísmo, dejando mi cobardía atrás: prefiero en silencio cantarle a la muerte y no es lo mío pasearme por ahí demostrando mi dolor. Siento no acompañar a tu familia, si, pero de todas maneras ni deben acordarse de quién soy. Lamento no haberme sentado a tu lado la última vez que nos vimos aunque fuera a buscarte conversación.
Pero festejo tu vida, tu rostro, tu palabra; festejo tu presencia en mi memoria y en mi corazón - si es que es ahí donde se aglomeran tantas sensaciones que no pueden venir de la razón.
Simplemente te festejo y le canto a la muerte para insultarla en compensación, para mostrarle mi desacuerdo antes de que esta rabia sea otra vez dolor.