Recuerdo tus ojos, no por el color intrascendente, sino por
la mirada, esa visión de formas y colores que de alguna manera se me impregnó.
No huyas cabeza, no delires (me digo), recuerda las manos en
medio del planeta, la sonrisa abierta, el alma alerta, la propuesta… tanta
incerteza y el odio posterior.
No todos tenemos la dignidad de romper lo prohibido para
evitar tentaciones, ciertos gritos son sólo eso: botella en el abismo, niña
escondida bajo las mesas
Flota, emerge, destaca, desbarata. No pierdas el tiempo, escribe, lee, sufre y luego
retorna.
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