Además está fresco. Al menos dale tiempo para que termine de secarse hecho tinta en los libros de historia a los que tal vez ni tu ni yo entremos.
También piensa: ¿quién quiere saber tu opinión después de todo? (o la mía)... lo siento, sé que tampoco es ese el punto.
No niño, no. No te metas los muertos a la boca, es de mala educación. Más aun si los muertos no son tuyos.
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