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miércoles, 24 de octubre de 2018

Matar al tiempo


Jaula, aunque sea de oro, es jaula.
(dicho popular)

Con paciencia se mata al tiempo; no como si fuera un solo objeto sino como montando una especie de genocidio contra las más pequeñas partes que lo componen. Así, obligándolo a ser un silencio 5.1 que nos invada desde todos los puntos cardinales, ahogando uno por uno sus nanoalaridos en nomeimportismos desoxigenados. 

Con esa actitud se mata al tiempo, se lo deja escurrirse inútil como en una pasarela, como en una vitrina llena de cosas destinadas a quedar obsoletas. Así se lo ve pasar, así se lo va royendo, como con la uña, como desgastándolo con el aliento porque él no se queja de ser desperdiciado y se sigue brindando, infinito como cualquier espejismo. 

Cierro los ojos y siento como las fichas poco a poco encajan sin ayuda y el cielo es cielo ya sin nubes y es soledad otra vez cualquier delirio. 

Con paciencia se mata al tiempo, haciendo oídos sordos a su tic tac patético y barriendo las hojas en otoño para que sea un crimen perfecto. Luego se camina mucho sobre él para enterrarlo muy por debajo de nuestros pasos, como pantera en jaula se lo pasa y repasa sin ir a ningún lado para que el oficio de matarlo no pierda sentido en ningún momento. 

Con esa actitud se mata al tiempo, negando nuestras huellas en el camino, abandonando metas en el bosque para que no puedan encontrar el regreso a casa, para que no vengan moviendo la cola pidiendo atención o cuidado. 

Se mata al tiempo, con desdén, con indiferencia, sin pena al ver su agonía en los calendarios que pierden consistencia ya sin domingos. Así se lo ve morir a nuestro lado, así se lo ve ponerse viejo como nosotros, así se lo asfixia en nuestro propio abandono: Perdiendo por completo el apetito después de tanto deseo. 

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