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miércoles, 13 de junio de 2007

Desengranajes

Todas las decepciones se van acumulando como granitos de arena en la parte baja del reloj. Pero, ¿qué es lo que cuenta este reloj?, ¿es acaso el tiempo el que transcurre decepción tras decepción?. Lo dudo el tiempo corre también con las alegrías a cuestas, pero estos granos llevan sólo esta tristeza dulce.
¿Qué es lo que va desgranando este eterno caer de migajas de anhelo?, ¿es que acaso se va corroyendo la esperanza como triste víctima de la desazón?.
No me esperes querida desconocida que tardas tanto en llegar, no me esperes si llegas y ya no estoy, es probable que mi regreso no se de.
Pronto llegará el ahogo, la búsqueda del nuevo desengranaje, el suicidio lentificado, la superdramatización de una claudicación final que se avecina tras el siguiente sorbo de años.
La existencia no puede ser solo este sentirse amargado, no puede ser este reloj desgajando leprosos pedazos de nuestra esencia para filtrarlos por el cuello de esta transparencia que inútilmente pensamos enmascarar.
Es la transparencia lo inmutable, todos somos transparentes, hasta el más alejado trozo de existencia oscura, hasta aquel que se esconde en las sombras. Todos tarde o temprano muestran su lado prismático y desmembran los colores en la luz para mostrar sus propios matices. Todos descuidan el sostén de su antifaz y los que estaban cerca nuestro iluminando, nos terminan acongojando al mostrarnos lo nebulítico o neblinítico de su verdadero ser.
El humo se sostiene ahora, quieto, pardo; por un segundo las desazones produjeron un embotellamiento, se detiene el tráfico, se contiene el aliento y después de unos segundos una exhalación suelta frenéticamente el contenido de los pulmones; algunos granos de desilusión consiguen ser devueltos a la parte superior del reloj de arena pero uno sabe bien que la ley de la gravedad es implacable. Esta gravedad de las situaciones, de los malos momentos, de las decepciones, de los desencantos, de las notas desafinadas, del sonar del teléfono, de las despedidas, de las distancias, del peso del tiempo que no para, de la irreversibilidad de las cosas, de la transmutación de los esfuerzos en fracasos, del cambio alquímico de la entrega por la traición.


Escrito en febrero del 2006

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