Esto del amor de verano - por ejemplo - es un tema recurrente en primavera... - suena a "metafísica popular"*, sin embargo es así. Estos amores fugaces, surgen como salvación, como lugar de supervivencia cuando en realidad aquel que sobrevive de refugio en refugio y paringo en paringo se va alejando cada vez mas de la abundancia que ofrecen las relaciones más sentidas o más protegibles, como reservas forestales, como esos tipos de amor que personalmente desconozco pero que se ven en esas parejas que celebran bodas de diamante o que no celebran bodas pero se mantienen imperturbables en salas de té o visitas a asilos, manicomios o parajes panteónicos colmados eternamente de flores - como contradictoria ironía.
Creo que la primavera tiene que ver con este pasar del invierno, esta agonía del color, ese sentimiento de insatisfacción, de gris - o blanco, dependiendo el paisaje - esta necesidad del calor del otro. Así como las estrellas le dan gracias a la noche, la primavera - como muchas otras cosas que precisan su antítesis - le da las gracias al invierno por su popularidad, no lo dudo.
Y esto sale a relucir ahora que se siente por estos lugares un calor propio de una verdadera primavera, de un cuasi-verano. Ahora que se repone el verano pasado (se lo que hicieron jajaja) que había sido estación de lluvia y no de regocijo.
Pasar un invierno a solas me dio fuerzas para disfrutar mejores estaciones, debemos aprender a soportar a la primavera con su bullicio y su colorido fantoche y sobervio. De regreso al mundo, dispuesto a encontrar más que simples flores en un jardín donde - al fin y al cabo - siempre abundan.
(*)Metafísica Popular, mejor explicaod por la canción homónima compuesta por Manuel Monroy Chazarreta "El Papirri"
1 comentario:
hace mucho calor, no llueve un carajo y no creo que muchas flores no van al sauna.... chala cumpa.
Un abrazo
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