Hicimos el viaje, nos registramos en el hotel, nos bañamos, nos cambiamos, nos fuimos a hacer distintos trámites - yo pagué el celular y averigüe un asunto de una beca por ejemplo - nos fuimos a comer, luego al cine, luego a sacar ropa abrigada y finalmente estábamos haciendo fila para entrar al gran concierto.
Era viernes 13, no eramos muchos los que hacíamos la fila desde temprano, luego llegaron muchos de golpe y todos entramos corriendo para quedar bien ubicados. Ocupamos nuestros lugares y luego de un tiempo comenzó Christian Krauss a cantar. No resulta demasiado difícil encontrar puntos donde iniciar una crítica a su trabajo. Basta con decir que uno espera mucho más de una de las voces más míticas de la música nacional.
Luego, entró en escena El Grillo Villegas con una banda muy bien asentada y un trabajo por demás prolijo y agradable (cabe decir: mucho más difundido que el de su antiguo compañero de banda) que dio un buen espectáculo, excelente preámbulo a lo que fue el concierto del fantástico FITO PAEZ.
La voz se le iba, pero aunque gran parte del concierto nos cantó en segundas (o mas grave) no paró, Paez no paraba!!!: se hincó, golpeó el piso, cambió algunas letras para nombrar a La Paz, dijo: "tomándome una paceña con mis amigos aquí en La Paz" (por ejemplo), mandó su energía a Cerati (un gesto soberbio del maestro a un año del accidente cerebrovascular de su colega), prometió no dejar pasar mucho tiempo antes de regresar y se puso un saco amarillo que coincidencialmente usó también la última vez que tocó en Bolivia.
Luego tocó el pelado Cordera dentro de lo que es su Caravana Mágica pero para ser sincero, frente a la calidad del espectáculo ofrecido por Paez fue sólo un bono... una especie de postre del plato fuerte.
En pocas palabras: estuvo genial, un amigo incluso me dijo al salir: "tal vez si no se le hubiera cortado la voz a Fito, hubiera terminado siendo demasiado lacerante".
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