En facebook

miércoles, 25 de enero de 2012

El esclavo y las libélulas

El esclavo busca desesperadamente un amo.
No soporta coronas ni lisonjas, pues ha nacido para servir y ser despreciado. Por eso no sabe lo que es ser correspondido o amado.
Vuelve donde recibió daños, regresa al verdugo despreciando a la amante que lo llenaba de flores pero pretende ocultar su condición de esclavo porque le avergüenza pretender tan poco para si mismo y entonces se agranda y se llena de soberbia y desdén, pero sigue buscando un amo detrás de su nueva máscara inútil.
Las libélulas lo contemplan desde sus infinitos colores y no sienten lástima sino rabia de su patética condición autodeterminada y cómoda. Pero el esclavo ni se percata de ellas pues no comprende a los seres que pretenden crear coronas de cabellos simulando nidos que no necesitan.
El esclavo no da nada de lo que tiene pues prefiere que se lo arrebaten, no aprendió a dar ni a recibir y sigue en busca de sus amos para reducirse y reducirse hasta quedar siempre a ras del piso, caminante o serpenteante; como molusco o como lagarto.
Las libélulas ya se alejan y desde sus coloridos ojos regalan al esclavo una último deseo esperando que algún día se libere para que pueda acompañarlas en su desenfreno aéreo.

No hay comentarios: