En facebook

sábado, 5 de octubre de 2013

Corregir Vs. Tachar

Pasa que a veces nos confrontamos sólo por confrontarnos. Como si de pronto pareciera que estamos perdiendo esa capacidad de mostrarnos en contra de algo y nos estrellamos contra cualquier cosa sólo porque vemos la oportunidad absurda de hacerlo.
Pasa que a veces somos víctimas de ese deseo despierto en otra persona. Como el amigo ebrio que insiste en hacer prevalecer su punto de vista sin que haya nadie que se lo ponga en duda.
Pasa a menudo que esta manía se nos vuelve hobby. Que de pronto el mundo se nos vuelve una tortura de pequeñas espinitas a las que creemos que debemos confrontar. De pronto la vida entera tiene demasiadas cosas que "arreglar" y sin darnos cuenta nos convertimos en seres amargados que somos capaces de ver cosas negativas en todo lado - y no es que no hayan cosas mal hechas en todo lado - sino que a veces debemos recordar que es mejor ser capaces de convivir con ellas mientras no nos caigan encima.
Y pronto las cosas mal hechas son sustituidas por personas "mal hechas" y nos volvemos abuelas de pueblo, aseñoradas señoronas de salón de té y peluquería, adolescentes inseguras, intelectualoides que gozan con su recién desarrollada capacidad de construir ironías, etc. Criticar por puro impulso y sin medida tampoco está bien, y aunque afirmar esto puede sonar mucho a una especie de llamado a "conformarse", a creer que todo ya está así y que no hay nada que hacer, debemos buscar ese equilibrio que no cree perturbaciones mayores por la simple inquietud de "reparar" cosas de menor importancia.
Nuestro crecimiento se detiene si las correcciones que intentamos hacer en nosotros (o las demás personas intentan hacer en nuestros imperfectos seres) son tan profundas que empiezan a doblegar nuestros espíritus. Si en un determinado momento, frente al espejo, me miro más como un cúmulo de errores que como un ser humano con virtudes, es más que obvio que corro el riesgo de desmoronarme y renunciar a mis dones para luego abandonarme inevitablemente. Es que nadie desea vivir atormentado por sus propias faltas y no se trata de negarlas sino de evitar ahogarse en ellas.
Pasa que en realidad el mundo es como uno lo percibe y si aprende a ponerle más atención a un tipo de cosas que a otras poco a poco esas se vuelven cada vez más presentes (insisto en que no se trata de hacerse de la vista gorda) sino simplemente desarrollar nuestra tolerancia sin convertirnos en corderos.

No hay comentarios: