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viernes, 30 de diciembre de 2011

El último año nuevo

“no esperéis demasiado del fin del mundo”
(Stanislaw J. Lec)


Se supone que este año nuevo deberíamos festejarlo como si fuera el último de nuestra existencia. Y digo nuestra, no para hablar en primera persona del plural por mera redacción, sino porque se supone que estaría en juego la existencia de toda la humanidad como la conocemos.
Groucho Marx se preguntaba ya hace tiempo “¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Que ha hecho la posteridad por mi?” y es interesante cómo en la última década una corriente importante de personas se han empezado a preguntar cada vez más veces a cerca del presente como un tiempo más importante que cualquier otro.
La defensa racional a posturas demasiado “actualitarias” es la supuesta falta de visión de futuro pero si nos ponemos a pensar, el futuro no llega nunca sino que es una simple progresión de ahoras.
Lo malo del hoy, del momento actual en el que escribo estas líneas, – y que, punto a punto será el momento en que un lector pase los ojos sobre esta línea precisa – es que si lo miramos de frente y lo ocupamos como se debe, nos causa una obvia sensación de responsabilidad con ese poder que conlleva ese nivel de conciencia y a veces ésta nos causa pánico. Entonces, saltamos nuevamente al pasado o al futuro intermitentemente para refugiarnos de este presente a nuestro cargo, lavándonos bien las manitas. (sin duda alguna, las organizaciones y comunidades Zeitgeist podrían explicar mucho mejor que yo todo este asunto; búsquenlas si les despierta el interés.)

Pero bien, más allá de nuestra tendencia a pensar tanto en el futuro y esta cantidad de “buenos deseos”, que inundan las fiestas como cenicientas dispuestas a perder la magia a las doce de la noche ni bien se grita: “Feliz Año Nuevo!” (o bien, hasta minutos después, cuando termina la marejada de abrazos y besos) debemos ponernos a pensar en lo que estamos haciendo ahora con lo que nos toca hacer ahora.
Dicen que el fin del mundo se acerca, o que viene Cristo, o el calentamiento global, o el cucu, o cualquier cosa pero lo que en verdad hacemos venir es el temor. Y lo permitimos todos en conjunto, en manada, o mejor dicho: en rebaño. Y es que ya no somos lobos de nosotros mismos sino corderos de quién sabe quién y eso se ha dado a través de una serie de malas decisiones y un cúmulo de resignaciones que nos hace repetir: “el mundo ya me llegó dañado, ¿qué puedo ya hacer yo?”
Y ahí regresamos al asunto este de no aceptar el ahora como tal sino culpar al pasado por él, cuando – repitiéndonos – el ahora es el ahora, es este, no otro ahora y hay que asumirlo como tal sin ver de dónde vino pues es lo que es y punto.
Dice un proverbio africano: “cuando rece, mueva los pies” y desde hace unos días una persona muy especial me lo viene repitiendo a su modo y es que en verdad son acciones y no intenciones las que terminan teniendo un valor más perceptible, pero es importante el equilibrio y el rumbo para que una acción o decisión sea más correcta que otra y es bueno tomar en cuenta todas las cosas desde diferentes puntos de vista y a distancias diversas de apreciación.
A veces pareciera que necesitamos un latigazo para ponernos en marcha; de ahí el éxito de frases de autoayuda como la conocida “vive este día como si fuese el último” que a nivel mundial nos la regalan ahora como “este año como el último” tal vez con la esperanza de crear una reacción psicótica generalizada que nos impulse a actuar – quien sabe hacia dónde.
Y aunque los mayas no hablaron de un fin del mundo sino de una entrada en lo que llamaban algo así como el “sexto sol” que incluía cambios trascendentales y el final de nuestra visión actual del mundo o del mundo como lo conocemos, nos vemos dispuestos a festejar nuestro último fin de año, rodeados de gente querida, cargados de “buenos deseos” (reales y cenicientos) y el pasar implacable del tiempo siempre bajo nuestros pies (o delante de nuestras narices, como se prefiera).

martes, 27 de diciembre de 2011

Una de Woody Allen

Las películas de Woody Allen tienen un algo muy particular que las distancia de cualquier otra película, en especial aquellas en las que él aparece interpretando a alguno de los personajes, y sin duda alguna las disfruto tanto en argumento como en esos destellos, que siempre tienen en sus diálogos, por donde se filtra algún retazo de bizarra sabiduría psico-filosófica que sin duda es el motor introspectivo que impulsa a este gran escritor y director.
Hablar de la película "Delitos y Faltas" (o de cualquier otra película) es simplemente contar la historia sin el gusto de atravesarla.
Me quedo como muestra con un personaje transversal al filme (el profesor Levy) y les dejo un par de frases "suyas" para no desentrañar el argumento de la obra que involucra sentimientos como la frustración, la impotencia, el remordimiento, la moral, la educación y otras tantas cuya extensión le dan ese toque realista-exacerbado a los films de Allen (a mi criterio).

“Hay algo que hemos de tener presente... Al nacer... necesitamos mucho amor que nos in... incite a conservar la vida. Cuando conseguimos ese amor generalmente nos hace seguir viviendo. Pero el universo es un lugar yermo. Nosotros lo fertilizamos con nuestros sentimientos. Y ciertas condiciones pueden hacernos pensar que la vida no vale la pena.”

“A lo largo de toda nuestra vida hemos de enfrentarnos a decisiones angustiosas... elecciones morales. Algunas son..a gran escala; la mayoría de estas elecciones se...centran en cuestiones menores. Pero...todos nosotros nos definimos a través de nuestras elecciones. Somos, de hecho, la suma...total de nuestras elecciones. Pero los acontecimientos se producen de una forma tan imprevisible...tan injusta. La felicidad humana...no parece estar incluida en los designios de la creación. Sólo...nosotros, con nuestra capacidad de amor, podemos dar significado al universo indiferente. Con todo, muchos seres humanos poseen la facultad de buscar, y aun de hallar..la alegría en cosas simples, como... la familia... el trabajo... y la esperanza de que las generaciones futuras comprenderán mejor”.


"Comprenderán que, en realidad, lo que pretendemos al enamorarnos es una paradoja muy extraña. La paradoja consiste en el hecho de que, al enamorarnos, estamos buscando el reencuentro con todas o algunas de las personas a las que quisimos de pequeños. Por otra parte, le pedimos al ser amado que corrija todos los errores que aquellos lejanos padres o hermanos cometieron con nosotros. Así que ese amor contiene en sí una contradicción. El intento de volver al pasado y el intento de deshacer el pasado.”

lunes, 26 de diciembre de 2011

Valores desechables

Y entonces, nos sentimos livianos, sentimos la ilusión de la libertad y nos elevamos por sobre el horizonte creyéndonos invencibles.
Pero a menudo no nos damos cuenta que ya perdimos el rumbo y olvidamos que el viaje se había iniciado por razones muy diferentes o gracias a cosas, personas o ideas que ya no están con nosotros.
Y es que no todo lo que hacemos es motivo de orgullo, porque a veces por arrogancia perdemos elementos valiosos de nuestra propia existencia.

Secuelas navideñas

Buenos deseos

Los buenos deseos son cenicientas,
que a las doce de la noche sucumben
luego que la gran muchedumbre
grita a viva voz que es año nuevo.

Es que en tantos casos se percibe
lo forzado de un abrazo o lo lisonjero
lo irreal de una disculpa, lo insensible
o lo falso de un "lo mismo te deseo".

Pero están también los diminutos
pero gigantes deseos sinceros
los que nacen solos dentro de uno
aquellos de los niños, los en serio.

Que jugando a no ser grandes se ennoblecen
formados mas allá de las palabras
aquellos que incluso son silencios
que para no ser confundidos se callan.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Noche de paz, noche de amor...

Nos han enseñado a crearnos demasiadas expectativas, tanto materiales como inmateriales, en estas fechas y eso a menudo nos hace sentir mucha presión pues también sabemos que se espera mucho de nosotros.
Esta presión la sentimos a diario pero es en estas fechas cuando se intensifica de forma desmedida y eso suele producir a menudo discusiones y enfrentamientos exacerbados irónicamente en una época del año en la que se supone que debería prevalecer el amor, la comprensión y la sinceridad.
Y es que no debemos hacer las cosas porque así nos lo solicitan o porque así se supone que debería ser. Todo lo que hacemos debe responder a nuestra conciencia superior. El bien y el mal son elecciones justificadas por el don más preciado: el libre albedrío. Sin embargo para hacer correcto uso de un poder tan importante es necesario desarrollar nuestro discernimiento.
Por eso, pienso que es mejor no esperar nada de nadie y simplemente ofrecer aquello que podemos dar sin forzar posturas ni realizar acciones que no sean realmente sinceras. Así, somos leales con nosotros y verdaderos con todos los que nos rodean.
Felices fiestas, paz en la tierra y amor en sus corazones.

Navidad

Que en esta noche, la energía positiva de la humanidad nos haga percibir cosas que estábamos dejando de lado.
Que la iluminación universal se nos haga accesible y sepamos pedir disculpas y perdonar. Que el orgullo y la vanidad se disuelvan en la aceptación de nuestras propias limitaciones y el poder de cualquier fe que se profese nos haga avanzar para ser mejores seres humanos; más justos, más racionales y profundos.
Que la humildad nos inunde el espíritu y sepamos valorar a cada persona que ha llegado a nuestras vidas de manera justa y sepamos aceptar que somos personas diferentes gracias a cada ser que se ha cruzado en nuestro camino.
Y que el amor, en todos sus niveles, venza estas limitaciones humanas y nos de una visión más amplia del mundo, más allá de materialismos vanos y absurdas soberbias que retrasan nuestra evolución trascendental.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El valor de la sabiduría

No se si no aprendimos a decir gracias o si siempre nos creímos tan autosuficientes...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Al final de este viaje

y me tendí en el piso de madera, y mientras veía a Dylan, sentía cómo la casa susurraba su tristeza de saber que en unos días ya no estaría ahí.
Y entendí tantas cosas de pronto, entre la soledad y la oscuridad cortada por la luz de la ventana y la aceptación de una casa que sabía que iba a a ser demolida. Entre las personas que se habían alejado de mi y las que cruelmente habían forzado ese viaje regalándome una experiencia tan fantástica.
El viaje concluía con las palabras y energía de mi gurú mezcladas con el chasquido de las llantas arrollando el asfalto mojado por la lluvia y la contagiosa resignación de aquella casa que acogía por última vez a alguien en su interior repitiéndose a si misma: hay algunas cosas que no deben perdurar.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Shanti

"Durante el día te acercarás varias veces a la rana
y proferirás palabras de adoración. Y le pedirás que
realice los milagros que desees... Entretanto, tallarás
una cruz para inmolarla."
(de un ritual de Alister Crowley)



No se si es mas tonto aquel al que le muestran la luna y sólo puede ver el dedo del que se la señala, o aquel que cree que la luna es todo eso negro al rededor del círculo resplandeciente que le fascina.
¿Hasta donde el egoísmo puede hacernos creer en cosas que en realidad no están ahí?, ¿no le pasó a caso a la humanidad entera ese desengaño de no ser el centro del universo?.
Cada quien atribuye a su conveniencia los elementos externos que se alejan de su poder y les da la explicación que más le satisface. Aquella que le permite continuar urdiendo en ataque una justificación a las actitudes equivocadas que en verdad podrían ser vislumbradas y corregidas de existir sinceridad interna.
Los resentimientos a veces no existen y los creamos ante nuestras propias frustraciones de poder. Tal vez, si existieran o existieron, algunas rencillas personales podrían tener una explicación muy diferente a la que intentamos darnos para evitar la dura franqueza de la realidad que pone al descubierto algunas imperfecciones que deseamos negar.
Shakespeare dijo en Julio Cesar que "los cobardes mueren varias veces antes de morir" y sin duda es la cobardía - en sus distintos sentidos y acepciones - la principal asesina de nuestras propias posibilidades. La cobardía de perder lo que no se tiene o de suponer lo que nos conviene sin ver la majestuosa realidad que dejamos comprimida fuera de nuestra burbuja de apegos.
Si el tener también es un espejismo, somos nosotros mismos los que nos hacemos creer que perdemos algo cuando persistimos en permanecer en nuestra pesadilla. A veces en realidad no estamos perdiendo nada sino estamos aceptando una liberación trascendental.
Muchos pretendemos silbar creyendo que los demás no se saben la canción. "Pero sabed que estamos todos de acuerdo, digamos lo que digamos"1
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1. turba philosophorum

Trenzando melodías

Hablar del concierto de presentación del disco “Utach kirki” o “Canto a las casas” de Parafonista y Elvira Espejo, es hablar de hilos distintos convertidos armónicamente en un tejido vivo.
La palabra clave – según me comentaron Alvaro Montenegro y Elvira Espejo – es: trenzar. Y esta palabra, contiene una larga cadena de significantes que la han nutrido durante el largo proceso que ha precedido a la aparición de este nuevo material compartido entre estos artistas que efectivamente logran ese trenzado que incluye incontables elementos que van dibujándose melódicamente imperceptibles en una amalgama exquisita que susurra palabras totalmente sincrónicas y claramente proyectadas.
En este trabajo, es posible apreciar varias muestras de cómo hacer las cosas para que exista una verdadera simbiosis entre estilos, instrumentos y cargas históricas de melodías aparentemente tan diferentes entre sí evitando con galanura a lo folklórico/comercial que, desde la visión de ambas vertientes de esta propuesta, no hace otra cosa que crear prejuicios y detener el cauce natural del arte de nuestra Bolivia profunda y real.
Hablar de este “canto a las casas” es hacer referencia al libro “Hacia un orden andino de las cosas” de Dennise Arnold y Juan de Dios Yapita que fue una fuente de inspiración que terminó juntando esa recopilación a las propuestas y experimentaciones nuevas dando como resultado un dual ancestral-actual, dejando así en claro que el arte es cultura en movimiento, dinámica imparable y cíclica de palpitares incansables que lo expanden y contraen todo.
Pero otro aspecto casi imperceptible, es también afluente de esta sensación de modernidad, y no es precisamente el sonido digital o los instrumentos occidentales sino la misma ejecución de los Huayna Sirineros cuyos kalampeos (rasgueos) ya no son la misma cosa, pues – como en toda sociedad – dejan su rúbrica generacional ejerciendo, con esa juventud asumida con convicción, su naturaleza de manantial comprometido e inagotable de propuesta, reconstrucción y reinvención de todos los imaginarios.
Mario Rodriguez, a tiempo de presentar este material discográfico, ya nos había adelantado un poco esta evolución de las cosas y las casas. De los pueblos, las ciudades y las sociedades que finalmente – inmortales – se terminan entrelazando en tejidos complejos que a veces no saben distinguirse o aceptarse como un organismo multicelular con intrincadas interdependencias e irrompibles circuitos que le dan su aguda pujanza.
Complicado trabajo plasmar musicalmente tanta información sin caer en lo etnográfico, en lo antropológico o en lo musicológico; dura tarea mantener una distancia prudente con eso “académico” – seguramente tentador – y conseguir ese equilibrio, esa asociación que se percibe orgánica en las canciones de este “Utach Kirki”.
Como buena tejedora, Elvira Espejo nos habla en el disco de pueblos nuevos, de cimientos, de sendas, de autoridades tutelares, de ecología y hasta de suegras y loros con la sinceridad producto de ese algo que dentro de cada uno de nosotros se va haciendo y replicando casi como si fuera una memoria celular – a decir de un buen amigo mío.
Se cierra así un segundo repertorio de estos “sonares comunes” que empezó con el disco "Thakhi" cuyo rasgo principal es esa bidimensionalidad de su contenido histórico ancestral con la frescura y sinceridad de la propuesta de cada integrante e invitado al trabajo discográfico que, desde la perspectiva de Parafonista, buscó aliado – acertadamente debemos decir – en esa Bolivia no cliché, en lugar del arquetípico jazzista extranjero que de ninguna manera hubiera podido aportar tanto como este par de trabajo encontrado en Elvira.
Se siente en esta propuesta una esencia verdaderamente original que propone este complejo entramado que dibuja y vibra potente y es diacrónico y sincrónico a la vez como la mismísima metáfora que tejieron entre Elvira y Alvaro: trenzar. Pero trenzar bien.

Fotografía: archivo Página Siete

Oportunas oportunidades

Es importante aprender a percibir, dejarse llevar por las rutas que se brindan por si solas, seductoras, fascinantes.
Es importante también perdonarse y perdonar; alejarse de la futilidad de los reproches. Recordar que cada ser evoluciona a su manera y a su tiempo y es necesario aprender a respetar también esa individualidad sin presionar un entendimiento en nadie.
Y en el asunto de perdonarse a uno mismo, se incluye la consiguiente permisión de ser feliz.
Es que uno debe sentirse merecedor de la felicidad para poder empaparse en ella; o al menos para sentir su aroma tan constantemente cerca y alrededor.
Pero como todo, esa es una decisión personal, "sólo una cuestión de actitud", que lleva intrínsecamente un pedacito de entendimiento a cerca del poder energético de cada espíritu en su búsqueda de trascendencia.
Trabajo difícil agradecer también los dones recibidos de forma indirecta por gente que no te los procuraba.
Aprender a agradecer es importante, agradecer a los demás, a los que nos enseñan y enseñaron, a los que nos desearon el bien, a los que nos amaron y a los que forzaron nuestro crecimiento con sus ofensas. Este aprender a agradecer también nos incluye a nosotros mismos y el bienestar que nos permitimos a través de nuestra percepción.

martes, 13 de diciembre de 2011

Diques vencidos

Hoy, durante un trabajo que realizamos en el taller de teatro que me trajo a esta ciudad, de pronto saltaron las chispas entre los dedos de la compañera que estimulaba mi cuerpo con sus masajes y las voces en mi interior que - por instrucciones del facilitador - entablaron una perturbadora conversación a modo de entrevista.
Hoy, en la mañana, no fui escindido, no fui el dual, el ying yang, el géminis absurdo, dicotómico, ciclotímico y limítrofe; hoy, en la mañana sume mi dolor a mi fuerza, junté mis amables lluvias con saña, hice de tripas corazón y rompí mi dique a fuerza de interrogarme con una agudeza despiadada.
Y de la singular mezcla en equilibrio no resultó el simple equilibrio, sino un tercero equilibrante que asistió a la entrevista como espectador crítico que tenía al final todas las observaciones claras y las regaló, mientras me desempañaba los ojos con las manos, convertidas en una visión caleidoscópica y alejada del simple monocromo de matiz exagerado que reinaba.
Mis lesiones severas son de tiempos demasiado perturbados, demasiado influenciados, equivocados - me dije.
Siempre pasa, que cuando asumo nuevas posturas y renazco, renunciando a mis esclavitudes voluntarias, de a poco se abren puertas insospechadas, nuevas miradas, nuevos climas, nuevas veredas, nuevos trabajos y se ve el horizonte en su magnitud real: inmenso, circular e infinito.
Y todo de pronto se libera; se destapa como oreja tras bostezo, como dique que al colapsar barre con todo despiadadamente pero limpia y permite recomenzar con nuevas estructuras, cada vez más sólidas.
Este efecto dominó llega siempre más allá de lo que se cree, las fichas/muros, cada pieza/tara, cada bloque/necedad derrumba a su semejante hasta llegar a los ocultos barrotes de alguna celda desconocida de mis calabozos subterráneos.
Se detiene el granizo, los rayos espantan con su magnetismo esa atracción al desasosiego y veo algo de luz al final de esta dura jornada gregoriana.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Luna menguando en La Paz

Y lo que pasa, es que en realidad uno no deja de viajar. Desde el primer paso proyectado a la distancia que se hizo, uno no para más.
Y la ruta cambia y se toca puerto una y otra vez pero el viaje no se detiene - incluso sobre las zozobras y naufragios - el viaje persiste pese a que pretendamos alguna vez creer que nos hemos detenido.
Y el mío ahora vuelve por La Paz. Esta ciudad extraña tan llena de sorpresas, encuentros y reencuentros. La Paz, tan llena de voces y bocinas. Tan abrelatas, tan despertador. (debo reconocerla como de gran ayuda en este viaje eterno que empecé el día que decidí por mi mismo salir de casa hacia cualquier sitio).
Viejos amigos y amigas conversan conmigo - la luna es testigo - antiguos rostros reaparecen iluminados, llenos de nuevas rutas. De golpe se despiertan viejos caminos, senderos olvidados, posibilidades que convierten la torpeza de mi camino tontamente lineal en un asterisco de incontables aristas: hermoso vivir encontrando encrucijadas; perdiendo la ceguera de creer que había sólo un camino.
Lentamente acepto la realidad de mis errores, de mis posturas tercas y equivocadas; me realineo, me recompongo, me despojo de tanta pequeñez de visión y succiono de las raíces profundas de esta ciudad su pujanza y avidez por el avance. La luna ya decae, y es tiempo de que yo deje de menguar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

En la hoguera

Y sin gritar más, intentó en vano apagar las llamas con su llanto.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Dudas futuras...



















ESCRÚPULO

Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.
He dicho "me parece"
yo no aseguro nada.

(Oliverio Girondo)