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lunes, 26 de diciembre de 2011

Valores desechables

Y entonces, nos sentimos livianos, sentimos la ilusión de la libertad y nos elevamos por sobre el horizonte creyéndonos invencibles.
Pero a menudo no nos damos cuenta que ya perdimos el rumbo y olvidamos que el viaje se había iniciado por razones muy diferentes o gracias a cosas, personas o ideas que ya no están con nosotros.
Y es que no todo lo que hacemos es motivo de orgullo, porque a veces por arrogancia perdemos elementos valiosos de nuestra propia existencia.

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